Las islas flotantes están hechas de totora, una planta que abunda en el titicaca, están ancladas al fondo de lago " para no amanecer en el lado boliviano " nos dice un habitante de una de la isla. El lugar resultan muy interesante, en ellas viven generalmente cuatro familias por isla, todos ayudan a hacerle mantenimiento a la isla flotante y viven en su mayoría de las ganancias que deja el turismo.
Después de un pequeño recorrido por la isla en la que estábamos, nos dirigimos a la isla capital, allí hay unas tiendas de artesanías y un restaurante, allí llegamos en un caballito de totora, una balsa hecha de ese material, valor; 20 soles, algo caro, pero los habitantes deben vivir de algo.
El regreso al puerto es alrededor de las 16 horas, compro algo de jugo, pan y frutas y me dirijo al hostal, como algo y a dormir.
Con Camilo no he tenido contacto, no sé que es de él, yo pienso en viajar a Bolivia, hacia Copacabana, pero aún no estoy seguro. A eso de las 7:30 am recibo un mensaje de Camilo, sale para la terminal, yo no alcanzo, me toca tomar el bus de las 14:30.
Para Bolivia tenía un poco de nervios, ya desde Máncora y Lima había escuchado las leyendas de viajeros acerca de cruzar la frontera, me decían que a los colombianos no nos dejaban entrar, que no nos querían, yo estaba algo preocupado. Compré el tiket hacia Copacabana y cuando quería entrar al bus el ayudante del conducto me dice "pasaporte, ¿colombiano?, ¿tiene pasado judicial?" a lo cual respondo negativamente, me aconseja ir a sacarlo lo cual hago inmediatamente, con ese papel subo al bus donde sólo viaja extranjeros, el bus es viejo pero funciona, en tres horas estaré en copacabana y cada minuto que me acerco me pone algo nervioso, a los colombianos no nos quieren, recuerdo que había leído en un blog. Allá vamos, hacia Bolivia, el último país a visitar en suramérica.
Islas de Uros.
Habitantes de las islas.
Vista desde la isla.
Habitantes de la isla.
Nuestro barquito.
Isla de fútbol.
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