lunes, 31 de agosto de 2015

Puno

Habíamos viajado toda la noche desde Cusco hasta Puno, una ciudad peruana a orillas del lago Titicaca, allí había llegado con Camilo, el amigo colombiano conocido en Aguas Calientes. Eran las 6:30 am cuando salimos de la terminal de buses de esa ciudad, Camilo había encontrado un Coach, que suerte, a mi me tocaba buscar un hostal, así pues cada uno tomó un camino diferente y yo llegué al hostal "Duque inn", precio por habitación compartida de dos camas; 15 de soles, 20 con desayuno, yo tomé ese y tomé de forma inmediata el deayunito, ensaladita, té y pan con mantequilla y mermelada. Estaba rico. Después de la comelona me fui a dormir y desperté como a eso de las 11 am, me dirigí hacia el mercado de Puno y después hacia el puerto, allí me hablaron del tour hacia las islas flotantes, los Ururos, precio del viaje; 20 de soles y 20 minutos de viaje.

Las islas flotantes están hechas de totora, una planta que abunda en el titicaca, están ancladas al fondo de lago " para no amanecer en el lado boliviano " nos dice un habitante de una de la isla. El lugar resultan muy interesante, en ellas viven generalmente cuatro familias por isla, todos ayudan a hacerle mantenimiento a la isla flotante y viven en su mayoría de las ganancias que deja el turismo.

Después de un pequeño recorrido por la isla en la que estábamos, nos dirigimos a la isla capital, allí hay unas tiendas de artesanías y un restaurante, allí llegamos en un caballito de totora, una balsa hecha de ese material, valor; 20 soles, algo caro, pero los habitantes deben vivir de algo.

El regreso al puerto es alrededor de las 16 horas, compro algo de jugo, pan y frutas y me dirijo al hostal, como algo y a dormir.

Con Camilo no he tenido contacto, no sé que es de él, yo pienso en viajar a Bolivia, hacia Copacabana, pero aún no estoy seguro. A eso de las 7:30 am recibo un mensaje de Camilo, sale para la terminal, yo no alcanzo, me toca tomar el bus de las 14:30.

Para Bolivia tenía un poco de nervios, ya desde Máncora y Lima había escuchado las leyendas de viajeros acerca de cruzar la frontera, me decían que a los colombianos no nos dejaban entrar, que no nos querían, yo estaba algo preocupado. Compré el tiket hacia Copacabana y cuando quería entrar al bus el ayudante del conducto me dice "pasaporte, ¿colombiano?, ¿tiene pasado judicial?" a lo cual respondo negativamente, me aconseja ir a sacarlo lo cual hago inmediatamente, con ese papel subo al bus donde sólo viaja extranjeros, el bus es viejo pero funciona, en tres horas estaré en copacabana y cada minuto que me acerco me pone algo nervioso, a los colombianos no nos quieren, recuerdo que había leído en un blog. Allá vamos, hacia Bolivia, el último país a visitar en suramérica.

Islas de Uros.

Habitantes de las islas.

Vista desde la isla.

Habitantes de la isla.

Nuestro barquito.

Isla de fútbol.

sábado, 29 de agosto de 2015

Machu Picchu

Había cuatro ejércitos reunidos y los cuales se disputaban un jarrón que tenía una doncella, ella intentaba negociar con los jefes de los ejércitos pero la negociación fue un fracaso, ella en un arrebato de cólera lanzó el jarrón al aire y de allí salió un dragón, sin pensarlo mucho los ejércitos en disputa hasta ese momento se aliaron para combatir al monstruo, éste  también sin dudarlo atacaba a quien se le acercaba, los soldados y sus lanzas volaban por los aires y de repente el despertador sonó, mierda, hace mucho no tenía un sueño tan extraño e interesante, ¿ que pasaría con el dragón y los ejércitos? Nunca lo sabré. Lo cierto era que tenía que levantarme y prepararme el desayuno, lo cual hice y a las 6 am salía del hostal Andrea rumbo a Machu Picchu, para llegar allá tenía que tomar tres buses y después caminar dos horas y media, sería un día largo.

El primer bus vale 25 soles y el viaje dura 4 horas y media, es un trayecto muy bonito, montañas, carretera muy angosta y mucho zigzag, se pasa junto a un nevado cuyo nombre ya olvidé, y después se desciende hacia el inicio de la selva peruana.

El segundo bus se toma en Santa Maria, vale 10 soles y el recorrido dura 30 minutos, ese combi me lleva hasta Santa Teresa, sin embargo el conducto nos dice que por 15 soles, es decir, 5 soles más del precio de inicio nos lleva hasta la hidroeléctrica, los peruanos y chilenos que van conmigo en la combi aceptan, claro, el colombiano también esta de acuerdo. El recorrido es para estar un poco nervioso, la carretera es destapada y angosta y el abismo profundo, no hay protección al borde de la carretera y un descuido del conductor nos puede hacer terminar el paseo, sin embargo todo sucede con normalidad y después de  30 minutos de apretar nalga, llegamos a la hidroeléctrica.

Era ya las 14 horas y no había almorzando, junto a la hidroeléctrica había unas casetas donde vendían almuerzo a 7 soles, lo negocie y me lo vendieron a 6, estaba bueno y una vez comido y reposado inicié la caminata junto a las vías del tren hacia aguas calientes, el pueblito cercano a Machu Picchu.

La caminata es muyyyyyyy bonita, se camina entre selva y junto a un río e incluso hay partes donde a lo lejos y a la altura de la montaña se divisa ya las ruinas Inkas, "mañana allá estaré" pienso. Durante el recorrido, que es plano, se cruza uno con muchos viajeros, algunos flojos toman el tren en la hidroeléctrica, pero pienso que para llegar a Machu Picchu se debe hacer caminando, sentir el cansancio, el desgaste y finalmente tener la sensación del logro alcanzado. Repito, la caminata es muy linda, es lo mejor del viaje de 9 horas a Machu Picchu, me siento como un Pedro de Ursúa, el río, la montaña, los pájaros, las mariposas de colores, los arroyos y el camino hacia si mismo, todo esta ahí, y yo también.

Después de dos hermosas horas llego a Aguas Calientes, no me gusta, es un pueblo turístico, nuevamente me gustaría ser Pedro de Ursúa con sus legiones de soldados arrasando a tanto mono, a tanto idiota que toma café mientras fuman y miran sus celulares en las faldas de una montaña sagrada. Esos son los que tienen jodido a este continente tan asquerosamente rico y descaradamente pobre.

Camino por esa desgracia de pueblo y los hostales son muy caros, ¿es que tengo cara de gringo? ¿Cara de giri?, mierda, yo soy del sur, pero tengo que pagar como un cabrón del norte, camino por alrededor de una hora, estoy muy cansado del viaje en bus y de la bella caminata, pero finalmente encuentro un pequeño y simple hostal, "Cindy" creo que se llama, no lo recuerdo, estoy muy cansado, precio: 20 soles en una habitación de diez camas. En la habitación hay un peruano, un asiático y un gringo, hablo un poco con el peruano, y después de media hora entra un tipo, su acento lo reconozco, también es colombiano y también ha caminado mucho para encontrar un hostal barato, hablamos de nuestras rutas y objetivos del viaje, Camilo, como es su nombre, se dirige a Brasil de intercambio, yo sólo estoy en busca de un camino.

Para el día siguiente compro, junto con Camilo, algunos víveres para la subida y permanencia en las ruinas, compramos bananos, pan y agua. Para la cena de ese primer día comemos pan y Camilo me inviatar una lata de atún, de sobremesa hay agua y de postre galletas de chocolate, los despertadores a las 4:30 y a dormir.

El inicio del día es oscuro, el camino no es iluminado salvo por las luces de los buses que lleva a los flojos desde Aguas Calientes a Machu Picchu, el valor del pasaje es de 25 dólares por un viaje de 15 minutos, caminando son 40 minutos y el disfrute del recorrido. A las 5:30 am estamos en "el puente" el ingreso a la montaña sagrada, ya hay una fila de madrugadores esperando que abran las puertas, hay que esperar un poco, los buses también esperan, en su interior los idiotas flojos duermen aún, algunos revisan sus celulares, otros miran como pollos hacia afuera, hacia la oscuridad, hacia donde estamos.

Las 6 am, se abre el paso, parecemos a corredores de una  maratón, se camina unos detrás de otros, el camino son escaleras de piedra, a lado y lado selva, a medida que se camina el calor empieza a sentirse, algunas personas empiezan a despojarse de sus chaquetas y otros quedan rezagados, Camilo y yo continuamos subiendo vasta que por fin llegamos a la entrada a las ruinas, hacemos fila y tenemos listos los pasaportes y entradas, presentamos ambos documentos, sellados, caminamos unos metros más, hace algo de  frío, por el sudor se siente más, unos metros más, ya casi, ya casito y por fin hay esta, unas montañas con la forma de la  cara de indio mirando hacia el cielo y las ruinas de una ciudad que los conquistadores españoles no conocieron, Machu Picchu

Con Camilo buscamos un lugar y desayunamos los panes, los bananos y tomamos agua, la comida es sencilla, pero el paisaje es espectacular, ahí frente a nosotros está las ruinas, no todos los días se desayuna con semejante paisaje, mientras comemos una nube pasa entre la ciudadela, "nunca me imaginé estar aquí" le digo a Camilo, " ni yo tampoco" me responde.

Terminado el menaje vamos hasta el puente inca, una construcción de piedra y madera que construyeron para unir dos partes de un camino inca, este camino pasa por abismos verdes y rocas púrpuras donde los únicos caminantes son ahora, somos ahora, visitantes.

Regresamos hacia la ciudadela y nos dirigimos hacia la montaña Machu Picchu, allá en la cima ondea una bandera de los indígenas, se ve lejos, no  importa, iniciamos la subida, son escalones en piedra y en algunas partes se vuelve el camino empinado y el cansancio poco a poco se apodera de mis piernas y pulmones, mientras subo recuerdo lo que Don Reinado, el señor del hostal me dijo " subir esa montaña es demostrar de lo que uno está hecho", ahora entiendo esas palabras, la subida es dura y el agua empieza a escasear, unos dan media vuelta y regresan, otros están sentados tomando aire y recuperando fuerzas, Camilo toma la delantera, yo me quedo un poco atrás, los años lentamente pasan la cuenta de cobro.

La bandera indígena es gigante, la había visto cuando venía en la combi desde Santa Teresa, allá arriba la vista es única, montañas por todo el rededor y allá abajo las ruinas de la ciudadela y la montaña Waina Picchu, Camilo y yo nos sentamos, hacemos las fotos correspondientes y comemos las últimas reservas de fruta y tomamos el último sorbo de agua, después de unos 20 minutos de observar lo que muy seguramente nunca volveremos a ver tomamos aliento e iniciamos el descenso, claro, es más rápido bajar que subir, pero igual es un gran esfuerzo, bajamos en 20 minutos y empezamos en recorrido por la ciudadela, caminamos por el laberinto de piedra y en algunos momentos nos acercamos a algún grupo con guía y escuchamos la exposición que le hace al grupo.

Estamos muy cansados y no hay agua, seguimos caminando por la ciudadela y de pronto encuentro un botella de agua, esta a un poco más de la mitad, seguramente alguien la olvidó en el momento que quizo tomar una foto, me da igual, tomó la botella, bebo un poco y la comparto con Camilo, caminamos un poco más y encuentro otro botella, tiene menos agua que la anterior, igual la tomo y la comparto con Camilo, hay que estar pendiente por si aparece una tercera botella.

La ciudadela es fantástica, piedras gigantes encajadas de forma perfecta, terrazas verdes a los lados y prados del mismo color en el medio de las ruinas, unas llamas pastan tranquilas mientras que muchos las fotografían, en la ciudadela hay lo que alguna vez fueron templos, casas, barracones y otras construcciones que no sé que pudo haber sido.Es imposible evitar imaginar como pudo haber sido ese lugar en tiempos incaicos, con sus terrazas llenas de cultivos y las personas haciendo sus tareas diarias sin imaginar que un día su grandiosa ciudad sería apenas unas ruinas y sus huesos un recuerdo de una civilización extinta. Y ahí estoy yo, mirando y soñando lo que una vez fue y lo que una vez nuestras ciudades serán.

Lentamente el recorrido por la ciudad va terminando, echamos una última ojeada y damos media vuelta para bajar la montaña, ahí queda Machu Picchu, ahí quedan sus piedras, mis huesos algún día serán polvo pero este lugar seguirá donde está, dicen que cuando uno muere el alma vuelve a recorrer los pasos que el difundo dio en vida, hasta entonces Machu Picchu.

Son casi las 13 horas y ni Camilo ni yo queremos pasar otra noche en Aguas Calientes, así que pese al cansancio del día decidimos regresar a la hidroeléctrica, ya hemos caminado 7 horas y estamos muy cansados, nos espera todavía las dos horas y media de camino junto a la carrilera, ahí vamos. La marcha debe ser forzada ya que después de las 14:30 es difícil encontrar bus, nuevamente Camilo toma la delantera y yo me quedo un poco rezagado, después de un tiempo lo pierdo de vista, compro algo de tomar y continuo el camino, en algunos tramos corro un poco, estoy muy cansado, las piernas duelen y la planta de los pies arden, sólo puedo continuar, adelante, adelante.

Nunca en mi vida había caminado tanto, la máximo que lo había hecho fue cuando subí al nevado del cocuy y había caminado 6 horas seguidas, bajando de Machu Picchu fueron 9 horas sin más comida que unos bananos, algunos panes y agua, nuevamente creo que el capitán Ocaña estaría orgulloso de mi. Llego a la hidroeléctrica y lo primero que compro es una caja de jugo de mango, me sabe a gloria, a napalm en la mañana, a sal marina en la noche.

Al momento encuentro a Camilo, viene con una caja de icopor embolsada, su almuerzo, mierda, yo no he almorzado y tengo mucha hambre, estoy agotado por la larga caminata y aún me queda 7 horas de viaje en bus. Intercambio contacto con Camilo y nos despedimos, cada uno toma diferentes buses, en el mío hay un señor de Perú, es agrónomo, hablamos todo el recorrido hasta Santa Maria, me pregunta si ya he almorzado, mi respuesta es negativa, "vamos, lo invito a almorzar" me dice, ¡claro!, que suerte, la ruta es muy buena conmigo (gracias Macca). Después de comer pollo a la brasa tomo el bus hacia Cusco, cae la noche y justo al atardecer se ve a lo lejos el sol brillar sobre las montañas, allá está Machu Picchu, los rayos de sol dan la impresión de que en esa dirección brilla una ciudad de oro, ese es Eldorado que los españoles no encontraron, ese es Eldorado que yo encontré.

Al llegar al hostal estoy muerto, me quito las botas y algunos de mis dedos están ampollado, mis pies duelen. Me quito la ropa y me meto entre las cobijas. Este día estuve en Machu Picchu, estuve ahí, no lo vi en NatGeo. Quizás el dragón venció a los ejércitos, quizás fue lo contrario. Creo que yo me vencí a mi mismo, vencí a ese dragón interior que nos impide hacer muchas cosas, que nos hace vivir como si nunca fuéramos a morir.

Ciudadela.


Camino a Aguas Calientes.

Camino Inca  (hacia el puente Inca)



Vista desde la Montaña Machu Picchu


Arribamos 


Ciudadela 


Ciudadela


Cielo Sobre Machu 

Ciudadela 



Ciudadela 


Más ciudadela 



lunes, 24 de agosto de 2015

Cusco - Perú

Llegué a Cusco a eso de las 12 del día, había viajado en bus durante 23 horas, sí, que dolor, sin embargo el servicio fue bueno, de cena pollito, pío, pío, algunas pelis buenas y un paisaje bonito ayudó a hacer ameno el viaje. La primera impresión de Cusco fue su tamaño, yo me imaginaba algo chiquito, y no, Cusco es grande, una vez desembarcado en la terminal fui a buscar como llegar al hostal que un argentino en Lima me había recomendado, pregunté a un señor de seguridad " salga a la esquina y gire a la derecha, coja el bus correcaminos", que nombre, le faltó decir "pip, pip" y salir corriendo. Valor del correcaminos; 70 céntimos de sol, muy barato, un sol son como mil pesos colombianos.

Llegué al hostal "Andrea", precio por cama en dormitorio compartido de tres camas; 12,50 soles, barato, Cusco me recibe bien,  descargo la maleta y voy a buscar algo de comer, lo encuentro a un valor de 7 soles, aguanta y me voy de una vez a hacer el reconocimiento de la ciudad, Cusco es muy bonitas, es una mezcla de muros Incas y construcciones coloniales, el clima es frío, sí, frío como el corazón de los y las ex, Bogotá parece Melgar en comparación a Cusco.

Durante el viaje por Perú había intentado ahorrar para poder estar una semana en Cusco, y lo logré. Hablando con el dueño del hostal, don Reinaldo, me recomendó hacer la ruta del valle sagrado, que son una serie de ruinas incas al rededor de Cusco, para ello toca comprar un tiket que tiene un costo y valor de 70 soles, algo carito pero para eso había ahorrado. La primera ruina en visitar fue Pisaq, precio de pasaje Cusco - Pisaq; 15 soles, una vez allí el hambre hizo acto de presencia y la calme con ayuda del mercado del pueblo, valor del menú del día; 5 soles, sopita de Quinua y de segundo arrocito,ensaladita y otras cositas que no reconocí, igual estaba sabrocito.

Pisaq es pueblo muy interesante, la arquitectura parece aún de los tiempos incas, calles empedradas y desagües de  piedra a la mitad de las calles. Para llegar a las ruinas se toma un taxi, y sí, yo, yo me subí a un taxi, yo, yo me subí a un taxi, el valor es de 25 soles pero para mayor economía lo mejor es buscar a otras personas que también van para las ruinas, así se puede pagar 5 por persona si se van 5 jediondos (personas).

Las ruinas de Pisaq son increíbles, construcciones en las montañas en piedra, terrazas y caminos un junto a abismos, le encuentro cierta semejanza a la ciudad esa del señor de los anillos, la ciudad de los caballos y jinetes, olvidé el nombre, pero se parece. El recorrido dura como 3 horas, ya que las ruinas están en varias parte de la montaña y después se puede regresar al pueblo de Pisaq caminando, siguiendo el camino de los Incas. Sí alguna vez tienen el valor de agarrar una mochila y viajar sin mucho, pasan por Pisaq, les encantará.

Al siguiente día y de regreso en Cusco, continuo con la ruta del valle sagrado, esta vez me dirijo a Ollaytamtambo, otra ciudad - ruina, es para sorprenderse, el pueblo se encuentra sobre unas terrazas incas y junto al pueblo se alza dos montañas con más ruinas, se aprecia terrazas, caminos y lo que quizás alguna vez fueron templos. El recorrido dura casi dos horas y si se hace en la mañana, en la tarde se puede visitar otras ruinas, se me olvidaba, el tiket del valle sagrado tiene validez únicamente para dos días consecutivos. Así pues, después de visitar Pisaq me dirigí a las ruinas de Moray, valor del pasaje desde Ollaytamtambo; 20 soles y 40 minutos de recorrido. Cuando llegué lloviznaba y hacia frío, lo cual era bueno por que los horribles turistas no salen con esas condiciones, muy bueno.

Moray son terrazas, toda una colina covertida en terraza, también el pueblo, o al menos la parte antigua, esta construido sobre muros Incas, el lugar es pequeño, el recorrido dura como una hora.

De regreso en Cusco voy a comprar la entrada para Machu Picchu, vale 70 soles pero para ciudadano de la comunidad andina vale 60, sí se es estudiante con carné, vale 40 soles, muy bueno, cagada que ya no soy estudiante, en fin, compro la entrada mas el ingreso a la montaña Machu Picchu, para la montaña Waina Picchu ya están agotadas las entradas. Ese día voy a almorzar al mercado de San Pedro, menú a 4 soles, rico y llena, también visito el templo de santo domingo, una edificación católica levantada donde en tiempos del imperio Inka era el lugar del templo del sol, lo interesante de pagar los 10 soles de la entrada es ver partes del templo del sol dentro del monasterio. Es un lugar imperdible de Cusco.

Al día siguiente, viernes, lo dejo para descansar, ya llevo 5 días en Cusco y he echado infantería todos esos días, si el capitán Ocaña me viera se sentiría orgulloso. Ese viernes también lo aprovecho para comprar algo de abrigo, los viajeros que vienen del sur me dicen que en Bolivia esta haciendo mucho frío, y para allá voy. Almuerzo nuevamente en el mercado y camino un poco por la plaza de armas, después voy al minisuper y compro lo que será el desayuno para mañana domingo, me levantaré a las 5am para iniciar el viaje a Machu Picchu, son nueve horas de trayecto, dos y media de las cuales son caminando. Hago una última salida a la plaza de mercado, allí como arroz con huevo, ensalada y papas fritas a un costo y valor de 3 soles. A las 21 horas estoy en la cama, despertador listo y yo preparado para uno de los lugares cumbres de mi viaje por suramérica, Machu Picchu.

Plaza de armas.


Calles de Cusco.

Muros Incas.

Templo de San Domingo.

Templo del sol.
Plaza de armas 

Plaza de armas y catedral de Cusco.


Pisaq - terrazas.


Pisaq - ruinas.


Ollaytamtambo - ruinas.


Ollaytamtambo


Ollaytamtambo



Ruinas de Moray

martes, 18 de agosto de 2015

Lima - Perú

Qué feo es tener una orinada y estar en un trancón, de esta manera me recibió Lima, viajé toda la noche y llegué a la capital de Perú a eso de las 8 am, sin embargo con el tráfico tan pesado llegué a la terminal a las 9:30, de ahí tomé el Metropolitano, el mismo Transmilenio pero con diferente nombre, igualito, lleno hasta la madre y yo con mi maleta de 65 litros. El hostal que había visto por internet estaba en Miraflores, un lugar muy opulento, ahí sólo vive gente de dinero y claro, cuando llegué al hostal el precio que decía en internet no era el que ellos pedían por una cama, querían 30 soles cuando en la red decía  que el valor era de 15, en fin, a buscar otro hostal, lo bueno fue que lo encontré pasando una calle, " La casa del mochilero" lo habían bautizado, precio: 15 soles, el problema era que no habían muchas camas disponibles, y dueña me dijo que hasta las 12 sabía si me podía dar una cama, estaba esperando una confirmación, " me puedo quedar a esperar?" le pregunté, yo sabía que no encontraría otro hostal a ese precio en esa zona, " sí, claro, puedes quedarte pero no te aseguró nada", así que esperé la hora y media que faltaba para las doce y finalmente me dieron una cama, que fortuna.

Para el almuerzo fui al mercado, por 6 soles me dieron sopa y seco además del jugo que no sé de que era, regresé al hostal y a dormir.

Cuando desperté le escribí a Rebeca, ella también estaba en Lima y en Miraflores, a los 30 minutos pasó por la casa del mochilero, fuimos al parque del agua donde hay muchas fuentes, es bonito y cada media hora hacen un juego de agua y música, es interesante, bastante entretenido, precio de la entrada al parque: 5 soles. A eso de las 22 horas tomamos el bus hacia Miraflores, ese día me despedí de Rebeca, ella viajaba a otra ciudad al sur del Perú y después regresaba a Estados Unidos, para ella el viaje terminaba y ya no nos volveríamos a ver, así es cuando se viaja, me alegró haberla conocido, nos encontramos en varias ciudades a través de nuestras rutas  y ahí en Lima era el fin de los encuentros.

En la casa del mochilero, en la habitación donde estaba habían dos colombianos, hinchas del santa fe que viajaron a ver un juego, también había un japonés, una mujer brasileña y una chica de Serbia, esta última había perdido su pasaporte y estaba varada en Lima, estaba haciendo los trámites para un nuevo pasaporte, el problema era que la embajada de Serbia más cercana era en Argentina, ya llevaba 4 meses varada en Lima.

Ese día me fui a conocer el centro histórico de Lima, tomé el Metropolitano a un costo y valor de 2,50 soles. Por estos días hace bastante frío, es invierno, viento helado y días nublados. El centro histórico es bonito, interesante, aunque me llamó más la atención el barrio chino, como su nombre indica hay mucho chino, no niños, sino chinos de la China, muchos restaurantes de chifa, así le llaman al arroz chino, y claro, la infraestructura china se ve por varias partes, interesante aunque lleno de gente.

Ese mismo día compré el tiket hacia Cusco, precio: 115 soles, mi plan era ahorrar bastante en el norte de Perú, para estar varios días en Cusco, por eso fue que me quedé tan pocos días en las ciudades que he visitado en Perú. El viaje era para el día siguiente a las 14 horas, así que regresé al hostal, (previa visita al parque Kennedy que está lleno de gatos) a alistar la maleta, mis 65 litros de espalda, el viaje a Cusco son 23 horas y quería estar bastante descansado para dicho viaje.

El domingo, día de mi viaje, fui a almorzar de nuevo a la plaza de mercado por los mismos 6 soles y a las 12:30 salí hacia la terminal, claro, me despedí de los otros colombianos y les di unos consejos ya que ellos iban para Máncora.

El bus que había pagado era de dos pisos, yo iba arriba en la primera fila, me gusta ver el paisaje y preparé mis nalgas para las 23 horas de viaje. Virgen santa, no había en vida hecho un recorrido tan largo. Cusco, la capital de antaño del imperio Inka, allá voy.

Parque mágico de agua.

Fuentes del parque de agua.

Entrada al barrio chino de Lima.

Cambio de guardia en palacio presidencial.

Gato confianzudo.

Heil!!

martes, 11 de agosto de 2015

Chiclayo - Perú

Hace algunos años cuando Ella vino a Colombia fuimos al museo nacional a ver la exposición de " El señor de Sipán ", un gobernante Mochica muy poderoso, casi un dios, esa visita ocurrió ya hace 7 años, quizás, ya no lo recuerdo, así es el tiempo, todo lo borra, hasta lo más querido.

De Máncora a Chiclayo son 4 horas, el panorama sorprende, mucho desierto, con dunas y toda la cosa, así por kilómetros, bueno, creo que el 98% del recorrido es así, sin embargo adoro los desiertos, eso aprendí de la Tatacoa, silencio y nada más.

Otra cosa que me sorprende de Perú son las terminales de buses, a diferencia de Colombia y Ecuador, aquí cada empresa de buses tiene su propia terminal, no hay una unificada algo molesto si se quiere comparar precios. Miluska me dijo que me esperaba en la terminal de "transportes Chiclayo", llegué a las 18 horas y no había nadie, busqué un café internet (las desventajas de no tener datos ni señal) y la contacté, llegó casi a las 19 horas, bueno, ella es mamá y eso exige mucho tiempo. Los papás de mi anfitriona me recibieron super bien, que excelentes personas las que la ruta me presenta. Esa noche dormí muy bien, como cuando uno está en la propia cama.

Al día siguiente, junto con Lupe, una amiga de Miluska, fuimos a donde hace unos años estuve en Bogotá, pero mucho más sorprendente, la exposición del señor de Sipán, pero en su propio museo, "Las tumbas reales de Sipán", dentro del museo no se pueden tomar fotos, pero es muy parecido al museo del oro de Bogotá, precio: 10 soles y vale mucho la pena pagarlos. Lo recomiendo.

Después del museo el hambre hace acto de presencia y la solución la tenían mis dos acompañantes, me invitaron a almorzar, de entrada ceviche peruano, que delicia, de segundo yo pedí arroz con pato, rico, Miluska pidió algo con cabrito y Lupe pato guisado, o algo así, probé de ambos, deliciosos, la comida de Perú es muy buena al igual que la cerveza cusqueña, la negrita, deliciosa.

Con la barriga llena y el corazón contento vamos a Pimentel, una localidad cercana a Chiclayo, allí caminos por el malecón, las playas de ese lugar son inmensas, algo así como normandia, las playas de la peli del soldado Brayan, pero sin nazis dando plomo.

Al día siguiente, lunes, mis dos acompañantes tienen que trabajar, yo tomo mi camelbak y salgo para la plaza de armas, así llaman a la plaza principal de las ciudades, allí me encuentro con Rebeca, la chica gringa que conocí en Montañita, ella hace la ruta hasta Lima, creo que nos cruzaremos más de una vez en el camino. De la plaza de armas caminamos hasta el mercado de la ciudad, mucha gente se ve en todo el lugar, le quieren vender hasta la madre a uno, no me gusta, no me gusta. Igualmente la inseguridad en la ciudad se siente, todos me decían que fuera con cuidado, nada de sacar el cell o la cámara, ¡cuidado, por ahí están los malandrines!.

El día martes Lupe tiene libre y aprovechando eso vamos a Sipán, allí están las ruinas de dos pirámides y fue el lugar de descanso y posterior descubrimiento del Señor de Sipán, sin embargo antes de llegar allí viajamos a Pátapo, un pequeño pueblo donde viven dos amigos de Lupe, es una pareja, ella brasileña, él peruano, ella dejó todo para ir a vivir con él, me alegra que aún exista personas así. Con el grupo completo salimos a almorzar, lo típico de la zona es el chicharrón, plato a 7 soles y uno queda llenito, llenito, de ahí tomamos un mototaxi y después caminamos casi 2 km hasta llegar a lo que una vez fue dos monumentales pirámides, ahora sin embargo se ve como dos colinas sin vegetación, fueron construidas en adobe, una mezcla de barro y astillas de caña y debido al tiempo, la lluvia y el viento, además del saqueo, están ya muy erosionadas. También se puede ver en este lugar las tumbas del Señor de Sipán y algunas otras de importantes personajes de la época y sin embargo, hoy son sólo ruinas, piezas de museo, ahí queda el supuesto éxito de la vida humana.

El miércoles es mi último día en Chiclayo, estoy con mis anfitriones y a las 9 am salgo a la terminal rumbo a Trujillo, allí quiero visitar las ruinas de Chan Chan. Me despido de Miluska, Xair, su hijo, y de los padres de Miluska, personas muy amables y quienes me dieron buenos consejos para mi regreso a Colombia y para mi vida, a ellos espero verlos en mi país, igual su yerno es mi vecino, espero hacerlos sentir tan bien como ellos me hicieron sentir a mi en su ciudad. 

Ahhh y una pollada es un asado familiar pero como su nombre indica, en lugar de carne de res se hace con pollo, eso nunca la explicó la señorita Laura.

Hacia las ruinas de Sipán.

Sipán.

Tumbas.

Esposos.

Ruinas de las pirámides.

Ruinas de las pirámides.

Ruinas de las pirámides.

sábado, 8 de agosto de 2015

Máncora - Perú

La tablet había desaparecido, sólo la perdí de vista un momento para preparar algo de desayuno, después de varios días de convivencia con otras personas uno empieza a confiar en la gente, y eso fue lo que me sucedió, lo peor no es la pérdida económica, sino la pérdida emotiva, allí había algunos libros, E-books, no sé cuando terminaré de leer "Los pilares de la tierra", ¿qué sucederá con Phillip, con Jack, Richard y la catedral?, si alguien lo sabe no me lo digan, mejor préstenme el libro.

Había viajado desde Cuenca en Ecuador (después de una suculenta cena) para Máncora, Perú, el segundo país visitado. Precio de tiket: 15 dólares y 8 horas de viaje, el bus sólo sale a las 22 lo que significó que a las 3 am estábamos sellando los pasaportes en migración tanto de Ecuador como de Perú, el trámite es un poco molesto, toca llenar dos formularios, uno por cada  país y la cosa se agrava cuando llegan varios buses a la vez.

A las 5 am llegamos a Màncora, para esas fechas eran fiestas patrias en Perú, lo que significaba precios altos, en un primer hostal querían 40 soles por  una habitación compartida y en malas condiciones. Recaro. En el bus había conocido a unas chicas alemanas,ellas necesitaban dinero, ya que se quedaron en el hostal de 40 soles, así pues, salimos a buscar un cajero para ellas y un lugar donde cambiar dinero para mi, tenía dólares y esos verdes ya en Perú no ayudan, en mi búsqueda encontré un hostal del que me hablaron en Cuenca " Up hostal ", valor 15 soles. Regrese al otro hostal, recogí mi maleta, pagué 10 soles por guardar las cosas y me mudé de hostal, las chicas alemanas no me siguieron. Ellas sólo se quedaban una noche.

Máncora es una ciudad turística, había mucha gente, peruanos y extranjeros. Salí a hacer el reconocimiento del lugar y a buscar almuerzo, hice lo primero y encontré lo segundo, precio: 6 soles, los soles y el peso colombiano vale casi lo mismo.

Después del almuerzo a la playa, olas grandes y surf, aquí Charlie tampoco hace surf. La playa estaba llena, me regresé al hostal a dormir, allí había dos chicas; una argentina y otra costa ricense, también había dos tipos de Colombia, los andreces, uno toca guitarra y el otro vende artesanías, es severo reírse como se hace en Colombia pero en el exterior.

Ese día en la noche tomé una cerveza con los Andreses y después me encontré con las chicas alemanas, caminamos un momento por el malecón y después cada cual para el hostal, aún se sentía el cansancio del viaje a Màncora.

Al día siguiente había una chica francesa en el hostal, Geraldine, con ella saldríamos a almorzar al mercado, donde fui el día anterior y después, de nuevo a la playa, ahhhh en el mar la vida es más sabrosa. Máncora es un lugar para la playa, el mar y el sol, no hay muchos lugares para visitar a excepción de otras playas y con Geraldine decidimos, al día siguiente, hacer eso, visitar otra playa, los Ñuros, conocida por las tortugas que nadan cerca a las personas, al menos en teoría.

Ese mismo día, creo que era jueves, vamos de nuevo a la playa con Geraldine, el clima es bueno y las olas grandes, que mal no saber hacer surf, me siento como Charlie, la próxima vez que pueda la intentaré, ¡virgen santa! Le tengo cierto temor al mar. En la noche queremos ir con Geraldine a tomar unas cervezas, me gusta el plan, sin embargo bajando las escaleras del hostal ella resbala y se golpea en la cara, hasta ahí fue el plan de salir, ella está adolorida, la única salida es para ir a buscar hielo.

Al día siguiente me desperté y como mi cargador se había dañado, pedí prestado uno a un Andrés, antes de regresarlo quería dejar la batería de la tablet cargada, así la dejé bajo las cobijas mientras me preparaba algo de desayuno, frutas y avena y a la mesa a comer, en ese momento salió una de las personas que se alojaban en la habitación, no sospeché, salió con su estuche donde guardaba una trompeta, y no volvió. Al regresar al cuarto la tablet no estaba, que mal, cuando regrese a Colombia compraré una mejor.

A medio día junto con Geraldine vamos a los Ñuros, el día esta algo nublado, el recorrido es de 30 a 40 minutos, precio: 2 soles (menos de un dólar) después tomamos un mototaxi a 5 soles por persona,  caro, pero llegamos, la entrada al puerto vale otros 5 soles y lo cierto es que resultó algo decepcionante , sólo hay una zona  pequeña y delimitada para nadar con las tortugas, ellas son atraídas por que se les arroja comida, nosotros sólo las vimos desde el puerto, no nadamos con los tortugas, salimos y caminamos por la playa y después  nos sentamos a disfrutar del mar y del poco sol de ese día.

De regreso al hostal Geraldine tenía el ojo golpeado un poco morado, "que ojo tan sexi" la molestaba. Esa noche compré el tiket hacia Chiclayo, precio: 40 soles. En esa ciudad vive Miluska, la esposa de un amigo de Bogotá, al saber ella de mi viaje por el sur se ofreció a darme albergue, eso es mucha ayuda para mi, no solamente por el ahorro económico, sino por el hecho de ver una cara conocida, alguien conocido a muchos kilómetros.

De Máncora me voy algo aburrido, la primera ciudad visitada en Perú y mi primera baja en el viaje, de ahora en adelante sólo podré escribir en el cell, no me gusta pero será mejor que nada. Me despido de Geraldine y los Andrés, ellos también van al sur, quizás nos encontraremos de nuevo, son muy amables y graciosos, es una chimba encontrar gente así en el extranjero, no como el cabrón que me robó la tablet.

Playa de Máncora.

Migración Ecuador\Perú. 3am.

Caballito de playa.

Osito en hostal.

Puerto de Máncora.

Perrito playero.

sábado, 1 de agosto de 2015

Cuenca - Ecuador

Sobre la mesa había varios suculentos platos de arroz con pollo, calienticos, amarillitos, se podía ver una que otra alverja, un pedacito de salchicha, pío pío, que rico, ¿hace cuanto no comía arroz con pollo?, no lo recuerdo, fue hace mucho y tampoco esperaba comerlo ofrecido por una familia tan humildad de Cuenca, Ecuador.

Había dejado Montañita, después de una semana me fui, allá quedó el recuerdo de una  chica, de Kristine, al poder conectarme a la red había un mensaje de ella, "¿donde estabas?, te  esperé en la terminal", no sé cuantas terminales tiene Montañita, creo que más de una, las desventajas de no tener plan de datos.

A las 21 horas llegué a Cuenca, había viajado de Montañita a Guayaquil, precio 6 dólares, y de Guayaquil a Cuenca por la módica suma de 8 dólares (ni tan módica), después en el hostal en el que había pensado quedarme, graves, estaba lleno, solución; cansado y con la maleta a la espalda echar infantería a buscar dormida, los hostales que encontré cobraban en promedio 10 dólares, ¡virgen santa!, debo tener cara de gringo, encontré uno a 7.80 y ya casi, ya casito lo iba a pagar y entonces la ruta fue buena conmigo, " parce ¿esta buscando hostal?, yo conozco uno a 5 dólares la noche" me dijo un tipo que llevaba una guitarra y estaba acompañado por una chica que sostenía unos palos para hacer música, eran también colombianos, también viajaban y cantaban en restaurantes para costear el viaje.

Efectivamente, el hostal costaba 5 dólares la noche y se autodenominaban "hostal Sanchez Quesada" , el recepcionista era un cubano chiquito y cuajado (fornido) y el ayudante un dominicano con cara de sueño, debido a que el cubano no recordaba los nombres de los huéspedes, los llamaba por la nacionalidad, así pues mi nombre era "Colombia", en aquel hostal también estaba Argentina, Chile y Brasil, y lo que más me llamó la atención fueron dos familias que vivían en habitaciones del hostal, una familia con dos niñas, la otra con una bebé.

Cuenca es una ciudad dividida por un río, a un lado esta la ciudad nueva, la moderna, al otro la ciudad antigua, la colonial, allí fue donde más caminé, recorrí sus calles empedradas, los edificios coloniales del gobierno, los parques con WiFi gratis, muy interesante todo, tan interesante como las ciclovías junto al río, sin policías, sin ladrones, tambien en la zona antigua construyen el tranvía al igual que Quito construye el metro, ¿y Bogotá? Me pregunto, bueno, Bogotá no tiene mar pero tiene ciclovía.

La primera noche en el hostal sólo estaba acompañado por argentina, un tipo amable, mariguanero, pero amable, también viaja y hace malabares para costearse la vida de mochilero. Ese día fui al museo de Pumapungo, donde hay unas ruinas de los inkas, ruinas de un imperio de oro. Allí hay terrazas que servían para la defensa de la ciudad, hay un túnel que representa el inframundo y un pequeño lago de donde sale una fuente, el baño del inka.

Al llegar esa noche a la habitación había un nuevo acompañante, Guayas (Guayaquil), él no era precisamente un viajero, "hace 18 días salí de la cárcel" nos dice, y agrega "pero todo bien, en la buena", argentina y yo nos miramos. 

El último día salgo a recorrer una parte de la ciudad nueva, miro mi maleta y me da tristeza dejarla en el hostal, espero que Guayas  cumpla su palabra " ...pero todo bien". La ciudad nueva me trae  a la memoria el norte de Bogotá, pero sin huecos, esta ciudad es limpia, es coqueta. Cuando el hambre llama la callo con un almuerzo de 1.75 dólares, barato y llena, después tomo la ruta 7 que me lleva a la terminal, allí compro el tiket hasta Máncora, Perú, el bus sale a las 22 horas y tengo tiempo para caminar un momento más. Regreso al hostal caminado, ¡que bien!, mis cosas aún están ahí, Guayas cumplió. En la cocina del hostal hay mucho movimiento, el padre de unas de las chicas nos habla a los presentes, "hoy mi hija cumple 7 años, ustedes son mis invitados", creo que nos sorprende a todos.

Nunca supe el nombre del señor, era Ecuatoriano y profesor, vivía hace 21 años con su esposa, tenían dos niñas, y vivan en la habitación de un hostal. Los platos de arroz con pollo fueron servidos, a la cumpleañera se le cantó sus 7 años alcanzados, había acentos de varios países del sur, pocos tiene ese lujo, allí estaban cantando los argentinos, los chilenos, Cuba, el dominicano con su cara de sueño, Guaya y yo, Colombia. El padre de la cumpleañera sacó de su bolsillo una cadena de poco valor económico, sin embargo el valor sentimental fue muy grande, la niña estaba feliz, yo también, me había comido 3 platos de arroz con pollo.

Río de Cuenca.

Catedral metropolitana de Cuenca.

Catedral metropolitana de Cuenca.

Mercado de Cuenca.

Tranvía Cuenca.

¿KKK?

Ruinas de Pumapungo.


Gasolina ¿a cómo?

Yo