miércoles, 18 de noviembre de 2015

Epílogo

Mientras me dirigía en bus para el aeropuerto pensaba y recordaba los lugares y las personas que había conocido, el tiempo transcurrido y las últimas horas que me quedaban de viaje, todo había sido increíble, el sur de mi país Colombia, después dejarse sorprender por el bello Ecuador, atravesarlo y llegar a Perú y a su espectacular historia, desayunar bananos, pan y agua frente a Machu Picchu, conocer el lago Titicaca y después en Bolivia bañarse en sus heladas aguas para después llegar a su helado desierto de sal de Uyuni, recordaba también a cada persona que conocí y que me ayudaban sin esperar nada a cambio, tambien pensaba en los otros viajeros que la ruta me presentó y que quizás tristemente jamás los vuelva a ver, sin embargo guardo la esperanza, recordar esos lugares donde nos cruzamos y donde nos hicimos compania, los lugares donde nos despedimos y la vida que pasó después de ese "adiós".

Al llegar a la zona internacional del aeropuerto muchas personas de seguridad me preguntan si tengo tiket, "claro" les respondo, creo que no están acostumbrados a ver llegando caminando a un viajero a la zona internacional. Hago la fila para dejar la maleta y me toca dejar el briquet que había comprado en Cusco, reglas de seguridad de las aerolíneas. Después de esto voy a los controles de migración y me estanpan el sello de salida Perú, me causa cierto sentido de orgullo ver mi pasaporte lleno de sellos, ahí están los recorridos por el mundo, Francia, Alemania, Egipto, (ni para Suiza ni para España me dieron sello) y ahora se suman Ecuador, Perú y Bolivia, amo mi viejo pasaporte, creo que esa es mi mayor riqueza material.

Curiosamente el día de mi vuelo a Bogotá había un juego de fútbol entre las selecciones de Perú y Colombia, debido a esto en el Gate de abordaje había muchos  pasajeros que tenían la camiseta de la selección Colombia, claro, yo no la tenía, no me gusta el futbol, busqué una silla vacía y mientras mi cell cargaba, los pensamiento del viaje volvían, ahí estaban los nombre de Cali, Popayán, Pasto, Ipiales, Otavalo, Quito, Montañita, Cuenca, Máncora, Chiclayo, Trujillo, Huanchaco, Lima Cusco, Puno, Copacabana, La isla del Sol, La Paz, Ururo, Uyuni, Arequipa, Ica y el oasis de la Huacachina, además de esto estaban los innumerables nombres de otros viajeros que, lo repito, espero algún día volverlos a ver.

El abordaje inició y con cada paso que daba la melancolía del regreso me inundaba, no lloré porque en mi mente sé que este no sería el único viaje que haga como mochilero, entre a la rampa que conduce al avión y antes de abordar, le dí la palmadita al Airbus que siempre doy antes de emprender un vuelo, tomé mi puesto, me aseguré el cinturón y todo bajo control, mis vecinos de sillas era un peruano y un japones, éste último le estaba dando la vuelta al mundo, me alegro por él.

A las 21:15 horas el avión despega, coje altura y hablo un poco con mis vecinos de puesto, el peruano no tarda en dormir pero el japonés me cuenta que después de Colombia viajará a E.E.U.U y de allí a Europa, su español es bueno, me gusta lo que me cuenta, me hace volver a pensar e ilusionar en un nuevo viaje, increible, la ruta hasta el final sigue siendo buena conmigo.

La conversación termina y el japonés intenta dormir, los pensamientos vuelven a mi cabeza, es increible como pasa el tiempo, podría jurar que hace unas horas tomaba un bus rumbo a Cali, ahora tomo un un avión rumbo a Bogotá, ciertamente me alegra volver a dormir en mi cama, en mi casa, volver a ver a mis familiares incluido mi perro Cláudio y a mis amigos.

¿Qué aprendí de este viaje?, una de las ideas del viaje era encontrar ese camino hacia uno mismo, y sin embargo me dí cuenta que ese sendero, ese bosquejo de camino no está en la ruta sino en la vida, en la vida-ruta, es llegar al final del camino y tener cicatrices e historias, pasar muchas penas y muchas alegrías, sentir la sensación de hambre y la de llenura, son las posibilidades de decir a unas personas "adiós" y a otras "hola", es llegar al final del camino de la vida y decirse "ufff que viaje" y alistarse inmediatamente para otro viaje eterno, es ser feliz en el camino del día a día. Pero, son tantas las  cosas que se aprenden en un viaje en solitario que solo quienes lo han hecho me entenderán como quiero que me entiendan.

Cuatro horas de vuelo y aterrizo en ElDorado , ahí me despido del peruano y del japones, yo busco una taxi y negociando la carrera me cobran 20 mil pesos, es una señora la que me lleva, son la 1:20 am, Bogotá ya hace unas horas duerme.





El video del viaje. (sino les reproduce hacer click en el siguiente link)








De nuevo en Lima

El viaje estaba llegando a su fin, el bus de la empresa Flores que me llevaba de Ica a Lima sería el último viaje por tierra que iba a hacer antes de regresar a mi país, habían pasado ya casi dos meses desde que salí de bogotá con la única compañía de una maleta de unos cuantos kilos y las ganas de conocer lo que sólo había visto por la tv y los libros. Después de cuatro horas de viaje a través de la árida costa pacifica peruana llegaba nuevamente a Lima y claro, llegué al mismo hostal donde hace varias semanas había dormido, la señora Pilar me reconoció al instante, me dió una cama en habitación compartida por los mismos 15 soles de antes, nada había cambiado en el lugar.

Me quedaban 2 noches en Lima antes de mi vuelo y con el cansancio que había acomulado en los dos meses de viaje no quería hacer mucho, sólo descansar, el mismo día que llegué me encontré con Julie y su abuelo Máximo, yo les había recomendado el lugar y había llegado sin dificultad, sin embargo ellos viajaban esa misma noche así que hablamos un poco de nuestras viajes y de un futuro encuentro en Bogotá, don Máximo me regaló una cerveza Cusqueña en lata y a eso de las 20:00 horas nos despedimos nuevamente y salieron hacia el aeropuerto de Lima.

Al siguiente día me levanté a eso de las 10 am, procuraba dormir bastante tiempo ya que quería descansar lo suficiente, para almorzar iba al mercado y por los mismos 7 soles comía de lo lindo, bastante y rico. En el hostal habían israelíes, franceses, un gringo y una pareja de sudafricanos, hablé un poco con ellos, estaban de viaje por sudamérica y su próximo destino sería Colombia, intentaban comprar unos vuelos por VivaColombia, pero les fue imposibles, me dijeron que iban a llegar a Bogotá por Leticia, interesante.

Ese mismo día fui a caminar por Barranco, la zona costera y adinerada de Lima, allí hay bastantes zonas verdes, todo parece un gran parque, es agradable el lugar y la vista muy bonita, en el mar se veia algunos sorfista sobre las olas del pacifico y el sol más arriba de ellos cayendo lentamente al mar y finalizando así mis dos últimas noches en Perú y mi viaje por Sudamérica.

El último día fui a comprar unos souvenirs, regresé al hostal y alisté mi maleta, fui al mercado a almorzar y después hacer el chek in en un café internet, no sé que pasó pero no lo pude hacer desde la computadora del lugar, pero lo pude realizar desde mi cell en el hostal, a eso de las 15:00 horas tomé mi maleta, me despedí de algunos otras viajeros y emprendí los últimos pasos con rumbo hacia el aeropuerto Jorge Chávez de Lima.


Barranco


Más Barranco 


Océano Pacífico 


El skatepark de Miraflores 


Calles de Barranco 

Huacachina

Me desperté sin saber muy bien donde estaba, había dormido toda la puerca noche, subí al bus de primera clases y a los pocos minutos quedé profundo del sueño, afuera el panorama era desértico y poco a poco iba entrando en la ciudad de Ica.

Le pregunté a una familia que iba a bajar del bus por la ruta hacia en desierto de la Uhaicachina me explicaron y me dijeron donde bajar y que tuviera mucho cuidado, ya que todo era muy peligroso, eso ya había oído desde que salí de la puerta de mi casa en Bogotá, hacia ya casi dos meses, y aquí estaba, me bajé junto a la familia y muy amablemente me dijeron donde tomar el taxi, es más me acompañaron a tomar. costo del taxi, taxi, yo tommé un taxi, 5 soles.

Después de 10 minutos uno empieza ver las dunas de arena,montañas que nunca pense ver aquí en suramérica, la primera y última vez que vi dunas fue en Egipto, era el Sahara, aquí era Uhacachina y era increible, busqué un hostal y no son baratos, precio en Sunrise 25 soles la noche, bueno, tocó, igual solo pensaba quedarme una noche.

En la habitación compartida había una chica suiza, con ella hablé un poco y de una salí a caminar por el desierto, ahhhhhh amo el desierto, camelbak a la espalda, Hata en la cabeza y para las dunas, intenté subir la que había frente al hostal, que claro, desde abajo se ve muy fácil, el hecho fue que llegué un poco menos abajo de la mitad, a cada paso me un dia en la arena hasta los tobillos, así que no continué hacia arriba, mejor camine en diagonal. El calor hacia efecto y sudaba bastante, hice las fotos correspondientes, disfrute del paisaje y a buscar algo de almuerzo cuyo valor fue de 15 soles,

No había tiempo para reposar el almuerzo, así que regresé al hostal, cargué más agua en le camelbak y pedí prestada una tabla de Sandboard, había hecho en Alemania y Suiza Snowboard, por lo cual supuse que sería casi lo mismo, y sí, era casi la misma cosa, aunque me quedo con la nieve, en la arena toca esta echandole cera a la tabla a cada minuto, muy molesto. En una duna me encontré a un israelí, él tenia una tabla de Snow y bajaba muy bueno, bien por él.

Cuando el cansancio llegó caminé hasta un tanque contenedor abandonado, allí había sombra y se puede contemplar el oasis, palmas y el pequeño lago, es bonito aunque tanto turismo daña lo natural. Me recuesto en el suelo y duermo un rato, el clima es cálido y mi viaje ya casi termina.

Cuando el sol baja regreso al hostal, entrego la tabla y cargo más agua, ahora subiré la duna que hay al otro extremo del hostal salgo  e inicio el camino de subida, al igual que en la otra duna la arena traga mis pies hasta los tobillos pero sigo adelante, quiero ver el atardecer desde allá arriba, el viento sopla y la arena se mete en mi boca y en mis ojos, me calo (coloco) las gafas y continuo subiendo hasta que por fin alcanzo la cima, el sol cae y busco un buen lugar para tirarme en la arena, aun hay tipos haciendo Sandboard, son expertos, bajan la duna con mucha facilidad y velocidad, yo nunca seré así, tampoco me interesa, ahora, el atardecer es lo que me interesa, hace algo de viento y el sol cae allá en donde la arena se une con el cielo, este desierto se ve muy grande, adoro los desiertos.

Cuando me preparo para bajar la duna hay un tipo subiendo rápido la montaña, llega a la cima y mira a lado y lado, "ahhhh me perdí el atardecer" su acento lo delata como argentino y empiezo a hablar con él, su nombre; German y está de regreso para Argentina, ha viajado desde Buenos Aires hasta Cartagena en moto, y solo, me soprende esta historias de viajeros. Me invita una cerveza y claro, acepto, bajamos la duna y buscamos una tienda, me cuenta de su viaje y yo del mio, los motivos que cada uno para viajar y lo que haciamos en nuestros paises, él casi muere en un accidente de moto, eso lo decidió a salir de viaje, ¿cómo dicen los budistas? los hombres viven como si nunca fuéramos a morir, y morimos sin haber vivido. Después de una botella de cerveza nos despedimos, al día siguiente ambos seguiremos con nuestro viaje, cada uno de regreso a su país, el al sur y yo al norte.



Desierto 



Sandboard



El oasis 

Atardecer 



The Sandman






Arequipa

"Cuando estaba en Arequipa me robaron la mochila, con todo lo que tenía adentro" me había dicho el argentino que conocí unas semanas atrás en Lima, el mismo que me recomendó el hostal en Cuzco, él fue una razón por la que no quería pasar por esta ciudad cuando iba para Bolivia, sin embargo, de regreso y pensando en no querer hacer la misma ruta hacia Lima por Cuzco, me decidí a ir a Arequipa.

La ciudad es bastante colonial, al menos la parte donde yo estuve, la plaza de armas es muy bonita y el clima muy bueno, después de tantos días chupando (sintiendo) frío por los Andes, por fin llegaba a una ciudad con clima cálido, de nuevo pude colocarme los pantalones cortos y salir en camiseta, muy bueno.

En el primer día salimos a recorrer la ciudad con Julie y su abuelo, Don Máximo, caminamos hasta el mercado donde almorzamos el menú del día, precio; 6 soles, rica la comida, después Don Máximo gastó(invitó) una botella de Cusqueña, de la negra, muy rica esa cervecita, sabe a malta pero con algo de alcohol. después de la pola (cerveza) salimos a dar otra vuelta por la ciudad y llegamos a la plaza de armas, allí Julie me dijo que la acompañara a preguntar por un tour al cañon del Colca, un lugar donde lo exótico es ver cóndores, yo no podía ir, la plata se me terminaba y quería ir al desierto de Ica, así tenía que elegir, cañón o desierto y como saben; amo los desiertos.

Julie compró el tour de un día, precio; 40 soles por persona, los recogían a las 3 am del siguiente día, Don Máximo esta dichoso. algo que me gustó de Arequipa es el precio de la comida en restaurantes, es barato, se consiguen menús desde 4 soles, y bueno, tambien hay muchas tiendas de instrumentos musicales, igual no compré ninguno, en otra ocasión será.

Cuando desperté ya no estaba ni Julie ni Don Máximo, habían salido a las 3 am al tour, y o me hice algo de desayuno y llame a la Aerolinea VivaColombia, una linea de bajo costo, la idea era volar desde Lima a Bogotá, no quería hacer la misma ruta y tampoco tenía ganas de pasar por Ecuador, ya que en ese momento el dolar estaba muy caro y como Ecuador ahora maneja dolares, ni modo.

"Lo sentimos, no aceptamos tarjeta débito desde Perú" fue la respuesta de la chica del Call Center de VivaColombia, mierda, ¿y ahora?, me va a tocar regresar por tierra, el vuelo valía 515 pesos colombianos, algo como 166 dolares, la única opción era que alguien me comprar el tiket en Bogotá, el problema era ¿quién me iba aprestar ese dinero para pagar el vuelo?, intente con varios amigos pero los compromisos no los dejaban, caramba, esta difícil conseguir ese billete de avión.

Ese día fui a caminar por el mercado de la ciudad, algo como los san andresitos de Bogotá, zonas donde hay muchos productos generalmente de contrabando y claro, muy baratas, ese día tambien fui a almorzar a la plaza de mercado, solo que comí una sopa de cabeza, muy rica y llena mucho, no tomé cerveza, pero sí un jugo de esos que venden en las plazas de mercado, delicioso, a la salida pasé por el BBVA por un problemilla de mi banco virtual, la respuesta "eso solo lo soluciona en Colombia" mierda, este banco ya no me gusta.

Al regrear al hostal aún tenía el problema del tikete de avión, seguí buscando ayuda en Colombia, nada, mierda, me tocó ir por tierra, sin embargo gastando el último cartucho del rifle le pregunte a mi amigo Andrés, a él lo conozco hace años y no le había dicho sobre el tiket para tratar de no incomodarlo, y tenga, "sí claro, yo lo compro" fue sus respuesta, habló con su esposa y me dijeron que hiciera la reservación y les enviara el papel para pagar, ellos lo harían, caramba que suerte, regresaré a Bogotá por lo alto.

En la tarde me encontré con Julie y Don Máximo, estaban algo cansados por el tour pero tenía que partir hacía Lima, ella me mostró algunas de las fotos de los cóndores  que hizo con su super cámara, yo les aconsejé un hostal en Lima "la casa del mochilero" 15 soles la noche en Miraflores, es un muy buen precio. Despues de unos minutos ellos estaban listos para viajara, Don Máximo tenía su maleta lista donde llevaba la llama de peluche, Julie cargo con su maleta, nos despedimos y salieron del hostal, quizás nos veremos en Lima.

Al día siguiente con el vuelo asegurado, me fui a la terminal a comprar el tiket para Ica, el plan era llegar al desierto de la Uhaicachina y después seguir hacia Lima donde me quedaría dos noches y después volar a Bogotá. Durante todo el viaje no había viajado en el primer piso de los bus peruanos, ese primer piso es la primera clase de viaje terrestre, y ya que la duración desde Arequipa hasta Ica eran 8 horas de viaje, compré un tiket en primera clase: costo 70 soles.

Ese mismo día en la noche viajé, eran las 21 horas cuando abordamos y los 70 soles valían el gasto, la silla muy espaciosa, cómoda, y yo muy cansado, en este punto del viaje el cansancio se sentía en todo el cuerpo, Ica y su desierto sería la última ciudad en conocer y para allá iba.

PD: el nombre del hostal lo olvidé, es cerca de la plaza de armas por una calle donde hay bastantes tiendas de instrumentos musicales, la noche vale 10 soles en habitación compartida.



Catedral plaza de armas 



Catedral plaza de armas 




Calles Arequipa 




Otra iglesia cuyo nombre ya olvidé




El hostal de 10 soles 



viernes, 18 de septiembre de 2015

Corriendo de Uyuni a Arequipa

Como me hubiera gustado llegar hasta Argentina, había estado ahí, casi en la frontera, tan cerca pero con dinero suficiente para regresar a Colombia, mi temor era quedar varado en Buenos Aires, allá, en el otro extremo del continente, así pues, más por obligación que por gusto, inicié mi camino de regreso a Colombia.

El tren de Ururo salió a las 12:30 am, hubo un pequeño retraso de media hora, eso era raro en el Expreso de Sur, el tren de pasajeros boliviano. El viaje desde la Paz había sido muy bonito, e incluso podría decir que caluroso, sin embargo, el viaje de regreso no fue tan bello, lo bueno fue que pude tener dos puestos para mi y acostarme a lo ancho de las sillas, lo malo, el frío tan Hp que sentí esa noche, y eso que tenía medias calienticas.

Siete horas después estaba de nuevo en Ururo, con Juan y Estefania tomamos un taxi hasta la terminal de buses y de allí un bus hasta la paz, precio: 20 bolivianos. debido a que casi no pude dormir en el tren, dormi gran parte de las tres horas hasta La Paz, ni idea que habrá pasado en el viaje.

Juan y Estefania se quedaban una noche en la ciudad y después continuaban hacia Copacabana y a la Isla del Sol, yo ya había estado allí así no quería quedarme otra noche en La Paz, así que fui a comprar un tiket que me llevara de nuevo a Perú, pero esta vez, a Arequipa. Nuevamente como muchas veces en el viaje era momento de decir adiós, con un fuerte abrazo a cada uno me despedí de ellos, habían sido compañeros de viaje en el salar y desde allí hasta La Paz, pero ahora ellos y yo continuábamos rutas distintas, tambien fue algo melancólico, después de estar viajando con Justine, NoNo, Camilo, Arianna, Marcus, Juan y Estefania, durante varias semanas, era raro estar de nuevo solo, mi bus hacia Arequipa salía a las 16:30 horas, así que mi soledad y yo nos fuimos a caminar por La Paz.

Tenía 6 horas hasta la salida del bus, así que recorrí de nuevo la calle del comercio, ¿se acuerdan de la  preciosidad colgante?, sí, la chaqueta, pues pasé por el puesto ambulante que la vendía y no aguanté las ganas de comprarla, también unos italianos compraron una de esas hermosuras. Me sentí comprando una The Nort Face original, que cosmopolita., aprovechando que estaba en la calle de tantos puestos ambulantes, fui también a comprar más chocolate con sal, al mismo lugar donde Justine y NoNo lo habían comprado, sentía algo de tristeza al caminar de nuevo por esas calles sin las dos francesas y su librito mágico, bueno, por lo menos aprendí de ellas que el chocolate salado es delicioso.

A medio día fui a la plaza de mercado a almorzar por 12 bolivianos, sopita rica y de segundo algo de nombre raro, papas a la no sé que, lo importante era que estaba sabrocito y que mientras comía reconocí un acento familiar, una pareja se sentaron al frente mio, su forma de hablar los delataba como paisas y claro, no me resiste a hablarles, ellos estaban de vacaciones en La Paz, yo les conté de mi viaje por Suramérica y creo que les sorprendió, parece que no muchos colombianos se atreven a viajar así, solos con una mochila a la espalda, al final del almuerzo, ellos, muy amablemente me pagaron mi comida, la ruta seguía siendo buena conmigo.

Regresé a las 15 horas a la terminal de buses, como me quedaba hora y media para subir al bus, me senté a la entra de la terminal, a los minutos vi el bus que yo iba a tomar, seguro venía de Perú, después de esto salían los pasajeros de dicho y bus, y entre esas personas,¡zasssss! Tania, una chica que conocí en Lima hace ya algunas semanas, que casualidad, hablaros un rato y nos reímos de lo pequeño que es el mundo, me comentó que iba para su Brasil, bueno, aún no estaba segura, después de unos minutos de contarnos mutuamente nuestro recorridos, ella se fue a buscar un hostal en La Paz, yo por mi parte me fui a la taquilla a esperar el bus que me llevaría a Arequipa pasando por la frontera de Desaguadero y haciendo un transbordo en Puno.

Recuerdo que tan pronto subí al bus me dormí, estaba agotado, y aún me quedaban trece horas de viaje hasta Arequipa, tambien recuerdo que el bus en algún punto se detuvo, nos habíamos varado. No sé cual pudo haber sido el daño, pero como una hora y media después el problema fue solucionado por el conductor y su ayudante, llegamos más tarde a la frontera de Desaguadero, allí hay dos ciudades con un mismo nombre separadas por un río que tiene el mismo nombre que la frontera, se sellan pasaportes en unas instalaciones bastantes sencillas a ambos lados del río, después se cambia el dinero boliviano, por soles peruanos, allí descubrí que me habían dado 20 bolivianos falsos, que mal, será un recuerdo para llevar a Colombia. Durante el papeleo de pasaportes reconocí a dos personas con pasaportes como el mio, bueno, más nuevos, dos colombianos que viajaban en el mismo bus que yo, una chica; Julie y su abuelo Maximiliano, nuevamente volvía a estar acompañado al final de mi viaje.

Desde Desaguadero a Puno son tres horas, y todas esas horas pasaron hablando con Julie, ella estaba de vacaciones y se trajo a su abuelo a conocer Perú y Bolivia, también a ellos les conté de mi aventura por Suramérica, y también se sorprendieron, yo me sorprendí cuando me dijeron que vivían cerca a mi casa en Bogotá, nuevamente el mundo es pequeño.

En Puno esperamos como 40 minutos para hacer el transbordo, viajamos en tres puestos seguidos en el segundo piso del bus, yo estaba muerto, caí dormido y a pesar de frío, pude conciliar el sueño, tanto así que no me di cuenta cuando llegamos a Arequipa, Julie tuvo que moverme para despertarme, el bus ya casi estaba vacío.

Eran las 5:30 am, no sabíamos a donde ir para buscar un hostal y de pronto vi a dos personas con pinta (apariencia) de mochileros y europeos, sin dudarlo me dirigí a ellos, "disculpen, acabo de llegar a Arequipa y busco un hostal, ¿saben donde puedo conseguir uno?" a lo que ellos me respondieron "Sorry, no entiendo, ¿English?", mierda, no sabían español y yo no sabía ingles, a lo cual les dije "ohuu, no english, ¿german?, ¿deutsch?" y de nuevo la ruta fue buena conmigo, " ja, wir sind deutsche" (sí, nosotros somos alemanes), me dijeron a donde ir para encontrar hostales y después de agradecerles la ayuda y desearles buen viaje, Julie, don Máximo y yo nos dirigimos al lugar recomendado, la plaza de armas de Arequipa.

Tomamos un taxi y el conductor nos llevó a varios lugares, todos ellos muy caros, así que le dijimos que muchas gracias pero que nosotros íbamos continuar la búsqueda a pie, le pagamos y fuimos a caminar a las 6:00 am en busca de un hostal barato, de esos con habitaciones compartidas. A los minutos encontramos uno, precio: 10 soles la noche, muy barato, Julie revisó la habitación y dio su visto bueno, don Máximo y yo la seguimos sin prestar mucha atención al lugar, había algunas personas, descargamos maletas y a dormir, en mi caso había viajado casi 28 horas desde Uyuni hasta Arequipa contando la parada de 6 horas en La Paz, todo ese tiempo apenas durmiendo un poco en el tren y los buses, estaba muerto, llegar a una cama y poder dormir acostado era una bendición de diez soles, Arequipa me recibía bien.

Terminal de Buses de La Paz.


Calles de La Paz.


Más Calles de La Paz.

El hostal de diez soles.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

El salar de Uyuni

La 4x4 estaba lista para emprender el camino hacia el salar de Uyuni, el objetivo final de mi viaje,  conmigo iba Camilo también una pareja de Colombianos y dos belgas que hablan alemán; Juan y Estefania y Arianna y Marcus, estos últimos no hablaban mucho español y nuestro conductor, Isaac, nada de inglés, alemán o francés, así pues yo sería el traductor.

El viaje inicia por caminos de tierra y polvo del altiplano andino, la primera parada es el cementerio de trenes, allí reposan cientos de kilos de hierro que alguna vez fueron locomotoras, vagones y rieles, creo que ahí estarán por muchos años mas, quizás eternamente, el viento sopla helado a pesar del sol que brilla en el cielo azul, nos quedamos unos minutos y dejamos a los muertos es paz, que descansen en la tranquilidad del desierto.

La siguiente parada es un pueblito de artesanías, allí compro sal para cocina y visitamos el museo del lugar, un museo de sal, que casualidad, allí no estamos más que un par de minutos después de los cuales subimos de nuevo a la 4x4 y partimos hacia la siguiente parada; el salar de Uyuni.

Había recorrido más de 4.000 kilómetros para llegar allí, lo primero que uno ve es un cambio lento entre la tierra de un color rojizo y el blanco de la sal del salar de Uyuni, a medida que se avanza las montañas se alejan y todo se vuelve blanco, lo primero que uno se encuentra son los montículos de sal que las personas del lugar recogen para el tratamiento y posterior venta, ahí todo es artesanal, seguimos avanzando hasta llegar a lo que una vez fue el primer hotel de sal del lugar, ahora es un museo y una cafetería, el hotel fue cerrado por contaminación, sin embargo junto a este hotel se encuentra el monumento al Rally Dakar, una estatua de sal con el logo del rally, también ahí cerca hay se encuentra una especie de  monumento donde hay muchas banderas de diferentes países, claro la de Colombia esta y la foto ahí es obligatoria, de ese punto partimos hacia el centro del salar, allí almorzaremos y tomaremos más foto, el menú de ese día incluye quinua y carne de llama, interesante.

"El desayuno fue en Machu Picchu y el almuerzo en el salar" le dije a Camilo mientras comíamos sentados en la mitad del desierto blanco, junto a nosotros estaban también Juan y Estefania, Arianna y Marcus y nuestro conductor y guía Isaac. Era curioso estar ahí sentados, cuando estaba en Alemania había visto un documental sobre este lugar y ahora raspaba el suelo salado para darle un poco de sabor a la carne de llama, me alegraba mucho estar ahí.

Una vez el banquete terminado nos dirigimos hacia la isla "Incahuasi", la casa del inca en quechua, es una isla ya que sobresale del salar, ahí hay arena y piedra y muchos cactos de gran tamaño, desde la cima de la isla ve aprecia un paisaje increíble, blanco en todas las direcciones acompañado del azul del cielo y el brillar del sol, es hermoso y frío.

Las piedras de la isla nos dicen que hace mucho tiempo todo ese lugar estaba cubierto de agua y que la zona era cálida, en toda la isla hay restos de corales petrificados y una vez más en mi vida me pregunto del porqué no estudié geología, será para la próxima vida.

De Incahuasi nos vamos hacia otra zona del salar para poder ver el atardecer, al llegar al lugar señalado nos vajamos de la 4x4 y sentimos el helaje de la tarde, el viento frío nos golpea la cara y las manos y el sol baja rápidamente, en el suelo salado nuestras sombras se alargan unos cuantos metros, se ven grandes y de un momento a otro el sol se va, cae la tarde y nos vamos hacia el hotel que es también de sal.

En el lugar donde pasaremos la noche hay varios 4x4 con sus respectivos turistas, nos acomodamos en nuestras habitaciones y tomamos mate mientras se prepara la cena, a pesar de las diferencias idiomáticas con nuestros amigos belgas la cena pasa entre risas y señas, les traduzco lo que no entienden y hablamos sobre quien será capaz de bañarse al otro día, mañana nos levantáremos a las 6 am y el agua estará helada, eso es seguro, ya veremos quien entre a la ducha. La sopa de verduras, el pollo al horno y las papas fritas se terminan y nos vamos a dormir, ¿recuerdan mis interiores de lana con huequito para el pajarito? Pues me sirvió mucho, a pesar del frío dormí muy bueno.

Yo quería bañarme, pero apenas me mojé las manos al lavarme los dientes las ganas del baño se me esfumaron, debo decir que el único valiente que se baño fue Camilo, en la ducha se escuchaban sus alaridos de frío y después de unos minutos salió titiritando pero bañado.

Ese segundo día fuimos a visitar otra isla, "isla de la galaxia", su nombre de debe a que hay una cueva llena de algas petrificadas que dan una extraña forma que se asemeja a una galaxia, después se visita otra cueva donde hay algunos resto óseos de incas, o eso fue lo que nos dijeron.

La camioneta sigue el trayecto y pasamos por lugares sorprendentes, mucho desierto y yo amo los desiertos, también hay valles de rocas que se asemejan a ejércitos de piedra donde Isaac nos dice que la genta piensa que esas rocas en algún momento fueron soldados, también recorremos la carrilera que va de Bolivia a Chile por medio del frío desierto, el paisaje es sorprendente, desierto, montañas, cielo azul y en la mitad de la nada las líneas férreas.

De nuevo a la camioneta y esta vez nos dirigimos hacia lagunas de diversos colores, la primera es laguna negra, esta congelada a pesar del cielo azul y el brillante sol, ahí hay patos negros que caminan sobre la superficie congelada, al rededor sólo hay desierto y rocas, me gusta estos paisajes. Hacia medio día páramos junto a una montaña y un riachuelo, allí almorzaremos, hay papas, verduras y cerdo apanado, en este lugar hay moscas bastantes grandes, lo raro de ellas es que no buscan la comida, sólo quieren contacto humano, sí suena raro, pero sólo buscan posarcen sobre las personas, sobre nosotros.

Con la barriga llena seguimos cruzando más desierto, otro salar pequeño y de nuevo otra laguna, no recuerdo el nombre pero también es bonito, hay flamengos rosados y ruinas de un viejo campamento minero, Arianna se adentra por la orilla del lago, resbala pero no cae, yo la miro y la sigo, hace mucho frío y siempre hace también un sol radiante. Avanzamos un poco y la 4x4 necesita gasolina, cada auto de estos lleva dos galones grandes extras de combustible, sin embargo también una llanta esta sin aire, la parada se alarga pero no es grave, antes de salir en el tour uno escucha historias sobre autos que quedan varados en el desierto durante varias horas con temperaturas bajo cero, afortunadamente ese no fue nuestro caso.

Una vez cambiada la llanta y con el combustible a full no vamos hacia el Árbol piedra, una roca con forma de árbol, raro, ¿no?, esta en medio de un desierto junto una serie de rocas volcánica, ese árbol es raro, muy interesante la forma. Los recorridos en la camioneta son largos, aveces duran una hora o más, sin embargo cruzar el desierto me gusta mucho, tantos kilómetros sin gente, claro, salvo nosotros, tanta soledad es increíble, es apasionante, amo los desiertos.

Después de un poco más de una hora llegamos a la Laguna Colorada, para mi, la mejor laguna del recorrido y la más bonita que he visto en mi vida, de verdad, es rojiza, con partes azules y blancas, las montañas áridas del fondo y sobre ellas el cielo azul profundo adornado con una luna blanca, desde donde observo la arena y las piedras completan el paisaje, en el agua hay más flamengos rosados, todo eso es bello y yo estoy ahí, es tan lindo que uno no sabe para donde mirar, uno quiere comerce ese paisaje con la mirada, el día de mi muerte ese paisaje estará ahí, en mi mente, volveré a allí, quizás ese sea mi paraíso, ese y un día de invierno alemán en el zoológico de Hannover, hasta ahora esos han sido los dos momentos de mi vida.

Después de estar mirando y caminando junto a la Laguna Colorada nos tenemos que ir, la tarde cae y debemos dirigirnos hacia el refugio, el frío se vuelve más intenso y el cansancio se siente, ahí queda la laguna y el paisaje, yo me llevo el recuerdo, ese se va conmigo al otro mundo.

El refugio es mucho más modesto que el hotel de la noche anterior, en la habitación donde nos acomodamos hay siete camas y el frío se siente más duro, la cena es pasta con salsa y pollo acompañada de una botella de vino y pan, vino boliviano, delicioso, me encanta Bolivia. Esa noche vamos temprano a dormir, al día siguiente nos levantáremos a las 5 am, será el último día del tour del salar y hasta ahora ha sido increíble.

A las 4:30 nos despertamos, ninguno va a la ducha, el frío es más duro que el día anterior, hacen unos 5 grados bajo cero, los dedos de los pies duelen del frío, las manos también y el cuerpo tiembla, desayunamos huevos batidos, pan, té y café, afuera es aún oscuro, se ven las estrellas sobre el desierto, cerca del horizonte brilla un planeta, quizás Venus, subimos a la camioneta y la calefacción no funciona, nos dirigimos hacia los gaisers,en el camino me sorprende ver tanta nieve, nieve sobre el desierto, sobre el desierto rojo, de nuevo pienso en Marte, así debe verse.

La zona de gaisers no es muy grande, lo que no significa que deje de ser interesante, en mi mísera vida nunca había visto una cosa de estas, ver salir vapor, agua y burbujas desde dentro de la tierra, y todo eso con un rico olor a hueco dañado debido al azufre. A esa hora de la mañana (6:30) la vista de amanecer junto con el vapor subterráneo es muy bonita, si se hace desde la dirección indicada las fotos que se pueden hacer son muy buenas, lástima que va tanta gente, en fin.

Una vez terminado el tour por la zona de olor a huevo nos dirigimos hacia la laguna verde, el problema fue que cuando llegamos la laguna estaba congela, lo que significaba que no se podía ver lo verde, ya que esto ocurre debido al movimiento del agua y al mineral que hay en el agua, por lo menos el lugar con todo y lago congelado fue bonito.

Todo ese día habíamos chupado (sentido) mucho frío, desde las 4:30 am que nos levantamos hasta a eso de las 8, las temperaturas son muy bajas, generalmente grados bajo cero sin embargo ya sabíamos que había unas aguas termales y allá era nuestro próximo destino.

En el camino cruzamos por el desierto de Gandi, sí, el pintor, el paisaje es único, amo los desiertos y ese me maravilló, aveces en las noches, sueño que aún estoy ahí, entre las dos montañas desiertas y las rocas que hay entre ambas, la arena que se ve de varios colores y el intenso azul del cielo, a pesar del sol que hace, el clima y el viento es frío, esos dos aspectos hace aún más bello el desierto.

Las aguas termales son una piscina pequeña, el agua no llega más alto que a la cintura, sin embargo después de tres días de helaje esa agua resulta deliciosa, allí también están Justine, NoNo y Hami, conversamos un poco del tour y disfrutamos del agua caliente, Camilo también esta ahí, Juan tampoco se pierde del agua, Estefania sólo mete los pies, Arianna y Marcus están sentados a mi lado con el agua al cuello, después del frío nada mejor que un baño termal, al rededor de la piscina un perrito camina buscando agua, tiene sed, las termales no le ayudan mucho, pero el hielo que hay al rededor sí.

20 minutos después del baño caliente nos dirigimos de nuevo hacia Uyuni, serán como 6 horas de viaje y así terminará el viaje del salar y mi viaje por Bolivia y Suramérica. Regresamos por una ruta distinta, en el auto todos estamos muy cansados, algunos duermen. Por un camino se ven un adorno floran, " allí hubo un accidente de un tour como este, iban 6 israelíes, todos murieron incluido el conductor" todos miramos con cierto asombro, yo les traduzco a Arianna y  Marcus, sus miradas expresan sorpresa.

Cruzamos por un pueblito y allí paramos para almorzar, hay verduras con atún, arroz y fruta, yo saco mi pantaloneta con la que me bañe en las termales y la pongo a secar, mientras tanto comemos y disfrutamos del sol, Arianna tiene ganas de hacer chichi (orinar) y se va hacia las montañas, Isaac se da cuenta que ha perdido su licencia para conducir, muy mal, sin ella no podrá trabajar hasta que no tenga un duplicado, muy, muy mal. De regreso Arianna nos comenta de su descubrimiento, en la montaña hay baños comunas, unos huecos encerrados en muros de piedra para tener algo de privacidad, terminado el almuerzo voy a investigar y efectivamente ahí están los baños, son tres, un hueco y una tabla de piedra en la mitad sobre el agujero, en el fondo se ve la caquita, me produce algo de gracia esos baños. Muestras bajo la montaña una señora sube con su hijo, él va feliz de la vida con un rollo de papel higiénico en la mano, que se divierta amigo.

Arianna ve a unas señoras tejiendo, quiere tomar unas fotos pero esto le molesta a las doñas, no hay fotos, así que regresamos donde está la camioneta y seguimos en viaje hasta Uyuni, Isaac comenta la desfortuna de su licencia, mientras comenta esa recuerdo algo ¡mierda mi pantaloneta!, la olvidé donde almorzamos, combustible no hay mucho para regresar así que debo dejar la pantalonetica en el pasado, lástima, esa pantaloneta me acompañó en Alemania y Egipto, ahora se queda en Bolivia.

Poco antes de llegar a Uyuni pasamos por el valle de las piedras, una zona con rocas muy altas y figuras raras, no estamos mucho tiempo ahí, la tarde cae y aún falta camino. En el auto hablo con Camilo sobre la posibilidad de ir hacia Argentina, tocaría echar dedo y comprar una carpa y sleeping, lo pienso, la idea es tentadora. Arianna y Marcus piensan ir inmediatamente a Sucre, Juan y Estefania van hacia Copacabana. Ya casi el viaje finaliza.

A eso de las 5:30 llegamos de nuevo a Uyuni, los belgas van a comprar el tiket a Sucre y después todos vamos hasta la agencia del tour, allí nos despedimos casi todos, Camilo y yo hablamos sobre Argentina, la idea me gusta y quisiera hacerlo, sin embargo el dinero de me esta acabando y no quiero quedar varado en Argentina, así pues debo decirle que yo hasta ahí llego, para mi el viaje ha terminado, ahora inicio el regreso a Colombia. Camilo tiene un intercambio académico en Brasil, así que hacia allí dirige su viaje, lo acompañado al terminal y nos despedimos, espero volver a verlo algún día, los compañeros de viaje no se olvidan.

Al regresa al hostal Avenida allí ya están Justine, NoNo y Hami, hablo con ellos un poco, después a dormir. Al día siguiente yo voy a comprar el tiket del tren hacia Ururo, las chicas francesas y Hami se dirige a Potosí, así una vez más me despido de otros amigos de viaje, es difícil no sentir cierta melancolía, con Camilo fue igual, personas que también viajan, que también esa es la idea de la vida, personas con las que se recorrieron tantos kilómetros, con las que se compartieron comidas, bebidas y risas, y que finalmente, los caminos se dividen, " cuida de ellas" le digo a Hami, "ahora tienen un nuevo compañero de viaje" les digo a ellas. Justine me regala unos cristales de sal que encontró en el salar, yo les había dado unas monedas de Colombia, un abrazo a cada uno y se marchan, "si vas a París te puedes quedar con alguna de nosotras" me dice Justine "vale, si van a Colombia se quedan en mi casa" les respondo.

Mi tren sale a las 12 de la noche, así tengo todo el día, me encuentro con Juan y Estefania y caminamos por el pueblo, vamos de nuevo  al cementerio de trenes y después vamos a almorzar, hacemos unas pequeñas compras, yo compro chocolates con sal, ricos, lo aprendí de Justine y NoNo. En la tarde nos quedamos en una agencia de turismo hasta las 23 horas, después vamos hacia la estación del tren con rumbo a Ururo.

Había recorrido muchos kilómetros para ver el salar, y fue asombroso, hermoso, increible, los paisajes, la gente, los amigos de viaje, ahora iniciaba el camino de regreso, el plan es llegar lo más rápido posible a Lima y desde allí tomar un avión a Colombia para finalizar así este argonáutico viaje por Suramérica.


Sobre el dino.

Monumento al Rally.

Marcus y Arianna.

El salar de Uyuni.

Casa del inca.

El atardecer.

Sobra sobre la sal.

A Chile weon!

Había una mosca...

Ich.

Dale más gasolina.
Gaisers, yo, Juan y Estefania

Marte blanco?
Desierto de Dalí.

En las termales.

Laguna Colorada.

Valle de piedra.



martes, 8 de septiembre de 2015

De Ururo a Uyuni y al salar

La última vez que había viajado en tren fue hace ya algunos años, ya lo olvidé, en esa ocasión viajaba de Zürich a Khur, en Suiza, y no iba solo y tampoco iba comiendo polvo que se metía por las ventanas del tren que me llevaba de Ururo a Uyuni.

Con Justine y NoNo había viajado tres horas de La Paz a Ururo, el viaje fue cómodo y me sorprendió el estado de las vías, doble calzada en medio de una planicie sobre los andes. Llegamos a Ururo a las 11 am y nuestro tren salía a las 14, así teníamos tres horas para explorar la ciudad. Así pues dejamos los morrales en la estación del tren (3 bolivianos hasta la salida del tren) y salimos a aventurar por la ciudad.

Ururo no es la gran cosa, hay que decirlo, lo más interesante de la ciudad fue el mercado ambulante, al igual que en la La Paz en las calles de Ururo hay de todo en los "agachece" y muy barato, en uno de esos compro unos interiores de lana hasta los tobillos, muy bonitos, hasta tiene huequito para el pajarito, que ternura. De esa forma me preparo para el frío de Uyuni.

Mis acompañantes francesas también compran algunas cosas, es difícil evitarlo, Bolivia es muy barato, ¡que viva el contrabando!. De almuerzo comemos Saltinas, una especie de empanada hecha de harina de trigo y rellena de papas cocinadas y pollo, algo como un sudado dentro de un pan, sabe bien y se come con tenedor y cuchillo. Después vamos a un parque cuyo nombre ya olvidé, lo bonito de ahí son las estatuas, fueron donadas por el gobierno de Suiza, tienen un estilo neoclasicista muy bonito.

Lastimosamente esos son los atractivos de Ururo, quizás hay más pero nuestro tren no da espera.

"Die alte gute Reichsbahn soll mit voll Gas Rollen!!" (el buen viejo tren imperial tiene que rodar a toda velocidad) o algo así dice una canción alemana y me alegra haber elegido tomar el tren para viajar a Uyuni, algo sorprendente que Bolivia con toda su supuesta pobreza y atraso tenga un tren de pasajeros con una buena comodidad y cierto lujo, mientras que Colombia, los colosos del norte, apenas tenemos un tren turístico y el trencito del salitre mágico, que tristeza.

El tren suena y resuena y toce con tos ferina, vamos en una centella, atravesamos un lago por lo que parece la mitad, a lado y lado hay Flamengo rosados, patos y otras aves que no identifico, en el vagón todos somos extranjeros, franceses en su mayoría, todos tomamos las cámaras y las disparamos con ese paisaje, agua, aves, montañas, el cielo azul y el vibrar del Reichsbahn, es increíble estar ahí.

El viaje dura siete horas y en todas ellas el paisaje es hermoso, lagos, desiertos, montañas y pueblos en mitad de la nada, a eso de las 17:30 horas Justine me pregunta si no quiero ir al vagón restaurante, "claro, vamos" le respondo, en ese vagón hay algunos gringos comiendo, huele bien, yo sólo pido un café y Justine un jugo, por la ventana se ve el atardecer, es precioso, los colores  azul, dorado y rojo se mezclan, se ve increíble, por algún motivo pienso que así se debe ver los atardeceres en Marte.

A las 21 horas aproximadamente llegamos a la estación de Uyuni, tan pronto salimos algunos vendedores de toures para el salar se nos acercan, les pedimos sus tarjetas y vamos de una vez al "hostal Avenida" precio en cuarto de 4 camas: 40 bolivianos, hay internet y agua caliente, además el baño tiene calefacción. Muy bueno. Salimos a comer algo y nos encontramos a Hami, un chico de Inglaterra que viaja por Suramérica por un año, increíble, los padres de él son de la India, por lo cual Hami no se ve muy inglés pero tiene la amabilidad típica de las personas de hindúes, también me puedo contactar con Camilo, él también ha llegado a Uyuni y quedamos de encontrarnos al día siguiente para buscar un tour al salar, me alegra que él también esta en Uyuni.

Al día siguiente Justine, NoNo, Hami, Camilo y yo vamos a buscar una agencia que nos llevará al salar, encontramos dos a buen precio, Camilo y yo elegimos una de 650 bolivianos, el resto del grupo prefieren otra agencia que recomienda el librito mágico de las chicas, de esta forma nos dividimos, pero seguro nos encontraremos en el salar. Todos regresamos a los hostales y hacemos una maleta pequeña para tres dias, a las 10:30 am salen los toures hacia el salar, Camilo y yo, al igual que en Machu Picchu, aventuramos juntos, ya casi llego a mi meta del viaje por Suramérica, el inmenso salar de Uyuni.

Die alte gute Reichsbahn

Lagos saliendo de Ururo.

Desde el Reichsbahn.

Pueblito.

Café.

Justine y NoNo

Tren al sur.

Parque de Ururo.



lunes, 7 de septiembre de 2015

La Paz

En algunos países se llama marina, en otros marina de guerra y en el caso de Colombia y Bolivia, la armada, y claro, una condición para tener una fuerza marítima es tener un mar que defender, pero momento, ¡Bolivia no tiene mar!, exacto, pero alguna vez lo tuvo y ellos lo saben y lo rememoran.

El camino hacia La Paz desde Copacabana dura de tres a cuatro horas, se pasa por la orilla de Titicaca y por momentos ese lago casi mar se desaparece de las ventanas del viejo bus que caracteriza el transporte terrestre boliviano. Sin embargo, en algún momento del viaje llegamos al estrecho del Titicaca, el bus se detiene y sube un chico con traje de marinero y chaleco salvavidas " buenas tardes, tienen que bajarsen y tomar una lancha para cruzar, el bus pasa en planchón ". Al salir del bus veo otros chicos con su traje de marinero color blanco y el chaleco puesto aunque no estén en el agua, ellos hacen parte de la armada de Bolivia.

Para cruzar el estrecho se paga 2 bolivianos y en 10 minutos uno está al otro lado, la lancha es rápida y el oleaje golpea con fuerza la proa de la embarcación, una manada de gaviotas nos acompaña en el cruce, se acercan mucho a la lancha, todos las miramos con cierto sentido de encanto, son muy bonitas y vuelan muy cerca de nosotros.

Al cruzar el lago lo primero que uno ve es el puesto de la armada, algunos marineros uniformados y con chaleco prestando guardia,  después, en  una pequeña plaza se observa un monumento donde se recuerda la pérdida del litoral boliviano. En las manos llevo un jugo de mango y una bolsa de maní, se las  entrego a Justine y tomo unas fotos del monumento, quizás me sirvan por si entro a la U, cuando regrese a Colombia.

Había visto La Paz en mapas, la vi cuando salí de mi casa en Bogotá, estaba muy lejos, no sabía bien como llegar y sin embargo ahí estaba, en la ventanilla del bus, a mi alrededor, frente a mis ojos. Se pasa por casas al estilo lomas de Bogotá, bueno, las lomas de Bogotá son más gomelas. Después de unos minutos se empieza a descender en redondo hacia lo que parece un cráter lleno de edificios y casas, ahí esta el centro de la ciudad, ahí esta la realidad de lo que vi en los mapas.

Justine y NoNo como siempre sacan su librito mágico, en él aconsejan una serie de  hostales, restaurantes y lugares a donde ir, ellas lo siguen a la letra. Así pues llegamos al hostal señorial, precio: 40 bolivianos en habitación para tres personas, hay agua caliente e internet, cabe aclarar que el internet en Bolivia no es muy bueno, es lento como las horas de trabajo.

Para visitar en la ciudad vamos al Valle de la Luna, una zona desértica parecida al desierto de la Tatacoa, es interesante lo que ha hecho la erosión, sin embargo me gusta más la Tatacoa. También visitamos el mercado de brujas, una zona justo detrás de la iglesia de San Pedro, allí venden muchas cosas de santería, entre las cuales destacan los fetos de llamas y las pociones mágicas para atraer a los amores que no nos miran ni parapienso en comprar algunos, pero neee, no creo en esas jodas, Justine no piensa de la misma forma, a la salida de una de las tiendas la veo aplicándose el menjurje detrás de las orejas, " es que me gusta el olor " me dice con su acento francés, "uyy sí, por ahí debe tener un tinieblo que no le quiere hacer la vuelta" pienso con mi maldad colombiana.

Cerca de hostal esta la calle del comercio, ese es su nombre y por casualidad o no, allí funciona gran cantidad de ventas ambulantes, es increíble, ahí se consigue de todo, desde juguetería hasta farmacia, algo como "agachece" de paisas, pero de unas cinco cuadras y con los mismos precios bajos, muy bajos. Y es preciso en este lugar donde la veo, es bella, linda, me encanta y esta ahí colgada como marrano en carnicería, una chaqueta Nort Face, pero no la compro, es un amor pasajero.

Justine y NoNo no son de amores pasajeros y compran cuanto les ofrecen, llevan muchas cosas, dulces, desodorantes, comida, bien por ellas y por los vendedores.

Para ir a comer nos separamos, ellas siguen su librito mágico y yo sigo mi olfato que generalmente me lleva a ir a comer en la calle, aquí algunas cholas venden comida en ollas sobre las calles de la ciudad, y allá llego. El primer día comí cerdo asado, muy rico, el segundo día comí pollo horneado, rico, pero el exceso de grasa me patea, ahí estoy en La Paz con una indigestión horrible, me tomo un alcazelcer y ayuda un poco. Ese día en el hostal las chicas francesas preparan pasta, y ¿como decirles que no?, como un poco y me voy a dormir.

Amanece y me siento horrible, voy al baño y devuelvo la invitación de las francesas, es raro pero esos ayuda, después de una hora ya me siento menor, ese día vamos a comprar los tikets de tren de Ururo a Uyuni, precio: 60 bolivianos y siete horas de viaje, al día siguiente madrugaremos para viajar a Ururo, es a tres horas de La Paz, si el bus no se vara estaremos puntuales para tomar el tren.

La Paz me resulta no tan fría como pensé, aprovechando ese clima salimos a un bar y probamos la cerveza boliviana, es fea, fea como ver besarse de lengüita a dos indigentes.

Al día siguiente salimos al terminal terrestre, espero a Camilo pero no llega, habíamos quedado de encontrarnos en la entrada principal pero no aparece,  Justine, NoNo y yo tomamos el bus a Ururo, precio: 20 bolivianos y tres horas de viaje, el bus es viejito y eso preocupa a las chicas francesas, yo estoy tranquilo, ahí queda La Paz, sólo fueron tres noches en esta ciudad, ahora estoy más cerca de mi objetivo de viaje, Uyuni y su salar. Chau La Paz y chau ricura de chaqueta.


Justine en el mercado de brujas.

Monumento a Eduardo Abaroa.

Visita del Papa a Bolivia, y a Evo.

Valle de la Luna.

Puesto de la armada boliviana, lago Titicaca.

Monumento en el lago Titicaca.

¿Recuerdan los mimos de Mockus? Volvieron en forma de cebras.