miércoles, 18 de noviembre de 2015

Epílogo

Mientras me dirigía en bus para el aeropuerto pensaba y recordaba los lugares y las personas que había conocido, el tiempo transcurrido y las últimas horas que me quedaban de viaje, todo había sido increíble, el sur de mi país Colombia, después dejarse sorprender por el bello Ecuador, atravesarlo y llegar a Perú y a su espectacular historia, desayunar bananos, pan y agua frente a Machu Picchu, conocer el lago Titicaca y después en Bolivia bañarse en sus heladas aguas para después llegar a su helado desierto de sal de Uyuni, recordaba también a cada persona que conocí y que me ayudaban sin esperar nada a cambio, tambien pensaba en los otros viajeros que la ruta me presentó y que quizás tristemente jamás los vuelva a ver, sin embargo guardo la esperanza, recordar esos lugares donde nos cruzamos y donde nos hicimos compania, los lugares donde nos despedimos y la vida que pasó después de ese "adiós".

Al llegar a la zona internacional del aeropuerto muchas personas de seguridad me preguntan si tengo tiket, "claro" les respondo, creo que no están acostumbrados a ver llegando caminando a un viajero a la zona internacional. Hago la fila para dejar la maleta y me toca dejar el briquet que había comprado en Cusco, reglas de seguridad de las aerolíneas. Después de esto voy a los controles de migración y me estanpan el sello de salida Perú, me causa cierto sentido de orgullo ver mi pasaporte lleno de sellos, ahí están los recorridos por el mundo, Francia, Alemania, Egipto, (ni para Suiza ni para España me dieron sello) y ahora se suman Ecuador, Perú y Bolivia, amo mi viejo pasaporte, creo que esa es mi mayor riqueza material.

Curiosamente el día de mi vuelo a Bogotá había un juego de fútbol entre las selecciones de Perú y Colombia, debido a esto en el Gate de abordaje había muchos  pasajeros que tenían la camiseta de la selección Colombia, claro, yo no la tenía, no me gusta el futbol, busqué una silla vacía y mientras mi cell cargaba, los pensamiento del viaje volvían, ahí estaban los nombre de Cali, Popayán, Pasto, Ipiales, Otavalo, Quito, Montañita, Cuenca, Máncora, Chiclayo, Trujillo, Huanchaco, Lima Cusco, Puno, Copacabana, La isla del Sol, La Paz, Ururo, Uyuni, Arequipa, Ica y el oasis de la Huacachina, además de esto estaban los innumerables nombres de otros viajeros que, lo repito, espero algún día volverlos a ver.

El abordaje inició y con cada paso que daba la melancolía del regreso me inundaba, no lloré porque en mi mente sé que este no sería el único viaje que haga como mochilero, entre a la rampa que conduce al avión y antes de abordar, le dí la palmadita al Airbus que siempre doy antes de emprender un vuelo, tomé mi puesto, me aseguré el cinturón y todo bajo control, mis vecinos de sillas era un peruano y un japones, éste último le estaba dando la vuelta al mundo, me alegro por él.

A las 21:15 horas el avión despega, coje altura y hablo un poco con mis vecinos de puesto, el peruano no tarda en dormir pero el japonés me cuenta que después de Colombia viajará a E.E.U.U y de allí a Europa, su español es bueno, me gusta lo que me cuenta, me hace volver a pensar e ilusionar en un nuevo viaje, increible, la ruta hasta el final sigue siendo buena conmigo.

La conversación termina y el japonés intenta dormir, los pensamientos vuelven a mi cabeza, es increible como pasa el tiempo, podría jurar que hace unas horas tomaba un bus rumbo a Cali, ahora tomo un un avión rumbo a Bogotá, ciertamente me alegra volver a dormir en mi cama, en mi casa, volver a ver a mis familiares incluido mi perro Cláudio y a mis amigos.

¿Qué aprendí de este viaje?, una de las ideas del viaje era encontrar ese camino hacia uno mismo, y sin embargo me dí cuenta que ese sendero, ese bosquejo de camino no está en la ruta sino en la vida, en la vida-ruta, es llegar al final del camino y tener cicatrices e historias, pasar muchas penas y muchas alegrías, sentir la sensación de hambre y la de llenura, son las posibilidades de decir a unas personas "adiós" y a otras "hola", es llegar al final del camino de la vida y decirse "ufff que viaje" y alistarse inmediatamente para otro viaje eterno, es ser feliz en el camino del día a día. Pero, son tantas las  cosas que se aprenden en un viaje en solitario que solo quienes lo han hecho me entenderán como quiero que me entiendan.

Cuatro horas de vuelo y aterrizo en ElDorado , ahí me despido del peruano y del japones, yo busco una taxi y negociando la carrera me cobran 20 mil pesos, es una señora la que me lleva, son la 1:20 am, Bogotá ya hace unas horas duerme.





El video del viaje. (sino les reproduce hacer click en el siguiente link)








De nuevo en Lima

El viaje estaba llegando a su fin, el bus de la empresa Flores que me llevaba de Ica a Lima sería el último viaje por tierra que iba a hacer antes de regresar a mi país, habían pasado ya casi dos meses desde que salí de bogotá con la única compañía de una maleta de unos cuantos kilos y las ganas de conocer lo que sólo había visto por la tv y los libros. Después de cuatro horas de viaje a través de la árida costa pacifica peruana llegaba nuevamente a Lima y claro, llegué al mismo hostal donde hace varias semanas había dormido, la señora Pilar me reconoció al instante, me dió una cama en habitación compartida por los mismos 15 soles de antes, nada había cambiado en el lugar.

Me quedaban 2 noches en Lima antes de mi vuelo y con el cansancio que había acomulado en los dos meses de viaje no quería hacer mucho, sólo descansar, el mismo día que llegué me encontré con Julie y su abuelo Máximo, yo les había recomendado el lugar y había llegado sin dificultad, sin embargo ellos viajaban esa misma noche así que hablamos un poco de nuestras viajes y de un futuro encuentro en Bogotá, don Máximo me regaló una cerveza Cusqueña en lata y a eso de las 20:00 horas nos despedimos nuevamente y salieron hacia el aeropuerto de Lima.

Al siguiente día me levanté a eso de las 10 am, procuraba dormir bastante tiempo ya que quería descansar lo suficiente, para almorzar iba al mercado y por los mismos 7 soles comía de lo lindo, bastante y rico. En el hostal habían israelíes, franceses, un gringo y una pareja de sudafricanos, hablé un poco con ellos, estaban de viaje por sudamérica y su próximo destino sería Colombia, intentaban comprar unos vuelos por VivaColombia, pero les fue imposibles, me dijeron que iban a llegar a Bogotá por Leticia, interesante.

Ese mismo día fui a caminar por Barranco, la zona costera y adinerada de Lima, allí hay bastantes zonas verdes, todo parece un gran parque, es agradable el lugar y la vista muy bonita, en el mar se veia algunos sorfista sobre las olas del pacifico y el sol más arriba de ellos cayendo lentamente al mar y finalizando así mis dos últimas noches en Perú y mi viaje por Sudamérica.

El último día fui a comprar unos souvenirs, regresé al hostal y alisté mi maleta, fui al mercado a almorzar y después hacer el chek in en un café internet, no sé que pasó pero no lo pude hacer desde la computadora del lugar, pero lo pude realizar desde mi cell en el hostal, a eso de las 15:00 horas tomé mi maleta, me despedí de algunos otras viajeros y emprendí los últimos pasos con rumbo hacia el aeropuerto Jorge Chávez de Lima.


Barranco


Más Barranco 


Océano Pacífico 


El skatepark de Miraflores 


Calles de Barranco 

Huacachina

Me desperté sin saber muy bien donde estaba, había dormido toda la puerca noche, subí al bus de primera clases y a los pocos minutos quedé profundo del sueño, afuera el panorama era desértico y poco a poco iba entrando en la ciudad de Ica.

Le pregunté a una familia que iba a bajar del bus por la ruta hacia en desierto de la Uhaicachina me explicaron y me dijeron donde bajar y que tuviera mucho cuidado, ya que todo era muy peligroso, eso ya había oído desde que salí de la puerta de mi casa en Bogotá, hacia ya casi dos meses, y aquí estaba, me bajé junto a la familia y muy amablemente me dijeron donde tomar el taxi, es más me acompañaron a tomar. costo del taxi, taxi, yo tommé un taxi, 5 soles.

Después de 10 minutos uno empieza ver las dunas de arena,montañas que nunca pense ver aquí en suramérica, la primera y última vez que vi dunas fue en Egipto, era el Sahara, aquí era Uhacachina y era increible, busqué un hostal y no son baratos, precio en Sunrise 25 soles la noche, bueno, tocó, igual solo pensaba quedarme una noche.

En la habitación compartida había una chica suiza, con ella hablé un poco y de una salí a caminar por el desierto, ahhhhhh amo el desierto, camelbak a la espalda, Hata en la cabeza y para las dunas, intenté subir la que había frente al hostal, que claro, desde abajo se ve muy fácil, el hecho fue que llegué un poco menos abajo de la mitad, a cada paso me un dia en la arena hasta los tobillos, así que no continué hacia arriba, mejor camine en diagonal. El calor hacia efecto y sudaba bastante, hice las fotos correspondientes, disfrute del paisaje y a buscar algo de almuerzo cuyo valor fue de 15 soles,

No había tiempo para reposar el almuerzo, así que regresé al hostal, cargué más agua en le camelbak y pedí prestada una tabla de Sandboard, había hecho en Alemania y Suiza Snowboard, por lo cual supuse que sería casi lo mismo, y sí, era casi la misma cosa, aunque me quedo con la nieve, en la arena toca esta echandole cera a la tabla a cada minuto, muy molesto. En una duna me encontré a un israelí, él tenia una tabla de Snow y bajaba muy bueno, bien por él.

Cuando el cansancio llegó caminé hasta un tanque contenedor abandonado, allí había sombra y se puede contemplar el oasis, palmas y el pequeño lago, es bonito aunque tanto turismo daña lo natural. Me recuesto en el suelo y duermo un rato, el clima es cálido y mi viaje ya casi termina.

Cuando el sol baja regreso al hostal, entrego la tabla y cargo más agua, ahora subiré la duna que hay al otro extremo del hostal salgo  e inicio el camino de subida, al igual que en la otra duna la arena traga mis pies hasta los tobillos pero sigo adelante, quiero ver el atardecer desde allá arriba, el viento sopla y la arena se mete en mi boca y en mis ojos, me calo (coloco) las gafas y continuo subiendo hasta que por fin alcanzo la cima, el sol cae y busco un buen lugar para tirarme en la arena, aun hay tipos haciendo Sandboard, son expertos, bajan la duna con mucha facilidad y velocidad, yo nunca seré así, tampoco me interesa, ahora, el atardecer es lo que me interesa, hace algo de viento y el sol cae allá en donde la arena se une con el cielo, este desierto se ve muy grande, adoro los desiertos.

Cuando me preparo para bajar la duna hay un tipo subiendo rápido la montaña, llega a la cima y mira a lado y lado, "ahhhh me perdí el atardecer" su acento lo delata como argentino y empiezo a hablar con él, su nombre; German y está de regreso para Argentina, ha viajado desde Buenos Aires hasta Cartagena en moto, y solo, me soprende esta historias de viajeros. Me invita una cerveza y claro, acepto, bajamos la duna y buscamos una tienda, me cuenta de su viaje y yo del mio, los motivos que cada uno para viajar y lo que haciamos en nuestros paises, él casi muere en un accidente de moto, eso lo decidió a salir de viaje, ¿cómo dicen los budistas? los hombres viven como si nunca fuéramos a morir, y morimos sin haber vivido. Después de una botella de cerveza nos despedimos, al día siguiente ambos seguiremos con nuestro viaje, cada uno de regreso a su país, el al sur y yo al norte.



Desierto 



Sandboard



El oasis 

Atardecer 



The Sandman






Arequipa

"Cuando estaba en Arequipa me robaron la mochila, con todo lo que tenía adentro" me había dicho el argentino que conocí unas semanas atrás en Lima, el mismo que me recomendó el hostal en Cuzco, él fue una razón por la que no quería pasar por esta ciudad cuando iba para Bolivia, sin embargo, de regreso y pensando en no querer hacer la misma ruta hacia Lima por Cuzco, me decidí a ir a Arequipa.

La ciudad es bastante colonial, al menos la parte donde yo estuve, la plaza de armas es muy bonita y el clima muy bueno, después de tantos días chupando (sintiendo) frío por los Andes, por fin llegaba a una ciudad con clima cálido, de nuevo pude colocarme los pantalones cortos y salir en camiseta, muy bueno.

En el primer día salimos a recorrer la ciudad con Julie y su abuelo, Don Máximo, caminamos hasta el mercado donde almorzamos el menú del día, precio; 6 soles, rica la comida, después Don Máximo gastó(invitó) una botella de Cusqueña, de la negra, muy rica esa cervecita, sabe a malta pero con algo de alcohol. después de la pola (cerveza) salimos a dar otra vuelta por la ciudad y llegamos a la plaza de armas, allí Julie me dijo que la acompañara a preguntar por un tour al cañon del Colca, un lugar donde lo exótico es ver cóndores, yo no podía ir, la plata se me terminaba y quería ir al desierto de Ica, así tenía que elegir, cañón o desierto y como saben; amo los desiertos.

Julie compró el tour de un día, precio; 40 soles por persona, los recogían a las 3 am del siguiente día, Don Máximo esta dichoso. algo que me gustó de Arequipa es el precio de la comida en restaurantes, es barato, se consiguen menús desde 4 soles, y bueno, tambien hay muchas tiendas de instrumentos musicales, igual no compré ninguno, en otra ocasión será.

Cuando desperté ya no estaba ni Julie ni Don Máximo, habían salido a las 3 am al tour, y o me hice algo de desayuno y llame a la Aerolinea VivaColombia, una linea de bajo costo, la idea era volar desde Lima a Bogotá, no quería hacer la misma ruta y tampoco tenía ganas de pasar por Ecuador, ya que en ese momento el dolar estaba muy caro y como Ecuador ahora maneja dolares, ni modo.

"Lo sentimos, no aceptamos tarjeta débito desde Perú" fue la respuesta de la chica del Call Center de VivaColombia, mierda, ¿y ahora?, me va a tocar regresar por tierra, el vuelo valía 515 pesos colombianos, algo como 166 dolares, la única opción era que alguien me comprar el tiket en Bogotá, el problema era ¿quién me iba aprestar ese dinero para pagar el vuelo?, intente con varios amigos pero los compromisos no los dejaban, caramba, esta difícil conseguir ese billete de avión.

Ese día fui a caminar por el mercado de la ciudad, algo como los san andresitos de Bogotá, zonas donde hay muchos productos generalmente de contrabando y claro, muy baratas, ese día tambien fui a almorzar a la plaza de mercado, solo que comí una sopa de cabeza, muy rica y llena mucho, no tomé cerveza, pero sí un jugo de esos que venden en las plazas de mercado, delicioso, a la salida pasé por el BBVA por un problemilla de mi banco virtual, la respuesta "eso solo lo soluciona en Colombia" mierda, este banco ya no me gusta.

Al regrear al hostal aún tenía el problema del tikete de avión, seguí buscando ayuda en Colombia, nada, mierda, me tocó ir por tierra, sin embargo gastando el último cartucho del rifle le pregunte a mi amigo Andrés, a él lo conozco hace años y no le había dicho sobre el tiket para tratar de no incomodarlo, y tenga, "sí claro, yo lo compro" fue sus respuesta, habló con su esposa y me dijeron que hiciera la reservación y les enviara el papel para pagar, ellos lo harían, caramba que suerte, regresaré a Bogotá por lo alto.

En la tarde me encontré con Julie y Don Máximo, estaban algo cansados por el tour pero tenía que partir hacía Lima, ella me mostró algunas de las fotos de los cóndores  que hizo con su super cámara, yo les aconsejé un hostal en Lima "la casa del mochilero" 15 soles la noche en Miraflores, es un muy buen precio. Despues de unos minutos ellos estaban listos para viajara, Don Máximo tenía su maleta lista donde llevaba la llama de peluche, Julie cargo con su maleta, nos despedimos y salieron del hostal, quizás nos veremos en Lima.

Al día siguiente con el vuelo asegurado, me fui a la terminal a comprar el tiket para Ica, el plan era llegar al desierto de la Uhaicachina y después seguir hacia Lima donde me quedaría dos noches y después volar a Bogotá. Durante todo el viaje no había viajado en el primer piso de los bus peruanos, ese primer piso es la primera clase de viaje terrestre, y ya que la duración desde Arequipa hasta Ica eran 8 horas de viaje, compré un tiket en primera clase: costo 70 soles.

Ese mismo día en la noche viajé, eran las 21 horas cuando abordamos y los 70 soles valían el gasto, la silla muy espaciosa, cómoda, y yo muy cansado, en este punto del viaje el cansancio se sentía en todo el cuerpo, Ica y su desierto sería la última ciudad en conocer y para allá iba.

PD: el nombre del hostal lo olvidé, es cerca de la plaza de armas por una calle donde hay bastantes tiendas de instrumentos musicales, la noche vale 10 soles en habitación compartida.



Catedral plaza de armas 



Catedral plaza de armas 




Calles Arequipa 




Otra iglesia cuyo nombre ya olvidé




El hostal de 10 soles