martes, 11 de agosto de 2015

Chiclayo - Perú

Hace algunos años cuando Ella vino a Colombia fuimos al museo nacional a ver la exposición de " El señor de Sipán ", un gobernante Mochica muy poderoso, casi un dios, esa visita ocurrió ya hace 7 años, quizás, ya no lo recuerdo, así es el tiempo, todo lo borra, hasta lo más querido.

De Máncora a Chiclayo son 4 horas, el panorama sorprende, mucho desierto, con dunas y toda la cosa, así por kilómetros, bueno, creo que el 98% del recorrido es así, sin embargo adoro los desiertos, eso aprendí de la Tatacoa, silencio y nada más.

Otra cosa que me sorprende de Perú son las terminales de buses, a diferencia de Colombia y Ecuador, aquí cada empresa de buses tiene su propia terminal, no hay una unificada algo molesto si se quiere comparar precios. Miluska me dijo que me esperaba en la terminal de "transportes Chiclayo", llegué a las 18 horas y no había nadie, busqué un café internet (las desventajas de no tener datos ni señal) y la contacté, llegó casi a las 19 horas, bueno, ella es mamá y eso exige mucho tiempo. Los papás de mi anfitriona me recibieron super bien, que excelentes personas las que la ruta me presenta. Esa noche dormí muy bien, como cuando uno está en la propia cama.

Al día siguiente, junto con Lupe, una amiga de Miluska, fuimos a donde hace unos años estuve en Bogotá, pero mucho más sorprendente, la exposición del señor de Sipán, pero en su propio museo, "Las tumbas reales de Sipán", dentro del museo no se pueden tomar fotos, pero es muy parecido al museo del oro de Bogotá, precio: 10 soles y vale mucho la pena pagarlos. Lo recomiendo.

Después del museo el hambre hace acto de presencia y la solución la tenían mis dos acompañantes, me invitaron a almorzar, de entrada ceviche peruano, que delicia, de segundo yo pedí arroz con pato, rico, Miluska pidió algo con cabrito y Lupe pato guisado, o algo así, probé de ambos, deliciosos, la comida de Perú es muy buena al igual que la cerveza cusqueña, la negrita, deliciosa.

Con la barriga llena y el corazón contento vamos a Pimentel, una localidad cercana a Chiclayo, allí caminos por el malecón, las playas de ese lugar son inmensas, algo así como normandia, las playas de la peli del soldado Brayan, pero sin nazis dando plomo.

Al día siguiente, lunes, mis dos acompañantes tienen que trabajar, yo tomo mi camelbak y salgo para la plaza de armas, así llaman a la plaza principal de las ciudades, allí me encuentro con Rebeca, la chica gringa que conocí en Montañita, ella hace la ruta hasta Lima, creo que nos cruzaremos más de una vez en el camino. De la plaza de armas caminamos hasta el mercado de la ciudad, mucha gente se ve en todo el lugar, le quieren vender hasta la madre a uno, no me gusta, no me gusta. Igualmente la inseguridad en la ciudad se siente, todos me decían que fuera con cuidado, nada de sacar el cell o la cámara, ¡cuidado, por ahí están los malandrines!.

El día martes Lupe tiene libre y aprovechando eso vamos a Sipán, allí están las ruinas de dos pirámides y fue el lugar de descanso y posterior descubrimiento del Señor de Sipán, sin embargo antes de llegar allí viajamos a Pátapo, un pequeño pueblo donde viven dos amigos de Lupe, es una pareja, ella brasileña, él peruano, ella dejó todo para ir a vivir con él, me alegra que aún exista personas así. Con el grupo completo salimos a almorzar, lo típico de la zona es el chicharrón, plato a 7 soles y uno queda llenito, llenito, de ahí tomamos un mototaxi y después caminamos casi 2 km hasta llegar a lo que una vez fue dos monumentales pirámides, ahora sin embargo se ve como dos colinas sin vegetación, fueron construidas en adobe, una mezcla de barro y astillas de caña y debido al tiempo, la lluvia y el viento, además del saqueo, están ya muy erosionadas. También se puede ver en este lugar las tumbas del Señor de Sipán y algunas otras de importantes personajes de la época y sin embargo, hoy son sólo ruinas, piezas de museo, ahí queda el supuesto éxito de la vida humana.

El miércoles es mi último día en Chiclayo, estoy con mis anfitriones y a las 9 am salgo a la terminal rumbo a Trujillo, allí quiero visitar las ruinas de Chan Chan. Me despido de Miluska, Xair, su hijo, y de los padres de Miluska, personas muy amables y quienes me dieron buenos consejos para mi regreso a Colombia y para mi vida, a ellos espero verlos en mi país, igual su yerno es mi vecino, espero hacerlos sentir tan bien como ellos me hicieron sentir a mi en su ciudad. 

Ahhh y una pollada es un asado familiar pero como su nombre indica, en lugar de carne de res se hace con pollo, eso nunca la explicó la señorita Laura.

Hacia las ruinas de Sipán.

Sipán.

Tumbas.

Esposos.

Ruinas de las pirámides.

Ruinas de las pirámides.

Ruinas de las pirámides.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario