sábado, 8 de agosto de 2015

Máncora - Perú

La tablet había desaparecido, sólo la perdí de vista un momento para preparar algo de desayuno, después de varios días de convivencia con otras personas uno empieza a confiar en la gente, y eso fue lo que me sucedió, lo peor no es la pérdida económica, sino la pérdida emotiva, allí había algunos libros, E-books, no sé cuando terminaré de leer "Los pilares de la tierra", ¿qué sucederá con Phillip, con Jack, Richard y la catedral?, si alguien lo sabe no me lo digan, mejor préstenme el libro.

Había viajado desde Cuenca en Ecuador (después de una suculenta cena) para Máncora, Perú, el segundo país visitado. Precio de tiket: 15 dólares y 8 horas de viaje, el bus sólo sale a las 22 lo que significó que a las 3 am estábamos sellando los pasaportes en migración tanto de Ecuador como de Perú, el trámite es un poco molesto, toca llenar dos formularios, uno por cada  país y la cosa se agrava cuando llegan varios buses a la vez.

A las 5 am llegamos a Màncora, para esas fechas eran fiestas patrias en Perú, lo que significaba precios altos, en un primer hostal querían 40 soles por  una habitación compartida y en malas condiciones. Recaro. En el bus había conocido a unas chicas alemanas,ellas necesitaban dinero, ya que se quedaron en el hostal de 40 soles, así pues, salimos a buscar un cajero para ellas y un lugar donde cambiar dinero para mi, tenía dólares y esos verdes ya en Perú no ayudan, en mi búsqueda encontré un hostal del que me hablaron en Cuenca " Up hostal ", valor 15 soles. Regrese al otro hostal, recogí mi maleta, pagué 10 soles por guardar las cosas y me mudé de hostal, las chicas alemanas no me siguieron. Ellas sólo se quedaban una noche.

Máncora es una ciudad turística, había mucha gente, peruanos y extranjeros. Salí a hacer el reconocimiento del lugar y a buscar almuerzo, hice lo primero y encontré lo segundo, precio: 6 soles, los soles y el peso colombiano vale casi lo mismo.

Después del almuerzo a la playa, olas grandes y surf, aquí Charlie tampoco hace surf. La playa estaba llena, me regresé al hostal a dormir, allí había dos chicas; una argentina y otra costa ricense, también había dos tipos de Colombia, los andreces, uno toca guitarra y el otro vende artesanías, es severo reírse como se hace en Colombia pero en el exterior.

Ese día en la noche tomé una cerveza con los Andreses y después me encontré con las chicas alemanas, caminamos un momento por el malecón y después cada cual para el hostal, aún se sentía el cansancio del viaje a Màncora.

Al día siguiente había una chica francesa en el hostal, Geraldine, con ella saldríamos a almorzar al mercado, donde fui el día anterior y después, de nuevo a la playa, ahhhh en el mar la vida es más sabrosa. Máncora es un lugar para la playa, el mar y el sol, no hay muchos lugares para visitar a excepción de otras playas y con Geraldine decidimos, al día siguiente, hacer eso, visitar otra playa, los Ñuros, conocida por las tortugas que nadan cerca a las personas, al menos en teoría.

Ese mismo día, creo que era jueves, vamos de nuevo a la playa con Geraldine, el clima es bueno y las olas grandes, que mal no saber hacer surf, me siento como Charlie, la próxima vez que pueda la intentaré, ¡virgen santa! Le tengo cierto temor al mar. En la noche queremos ir con Geraldine a tomar unas cervezas, me gusta el plan, sin embargo bajando las escaleras del hostal ella resbala y se golpea en la cara, hasta ahí fue el plan de salir, ella está adolorida, la única salida es para ir a buscar hielo.

Al día siguiente me desperté y como mi cargador se había dañado, pedí prestado uno a un Andrés, antes de regresarlo quería dejar la batería de la tablet cargada, así la dejé bajo las cobijas mientras me preparaba algo de desayuno, frutas y avena y a la mesa a comer, en ese momento salió una de las personas que se alojaban en la habitación, no sospeché, salió con su estuche donde guardaba una trompeta, y no volvió. Al regresar al cuarto la tablet no estaba, que mal, cuando regrese a Colombia compraré una mejor.

A medio día junto con Geraldine vamos a los Ñuros, el día esta algo nublado, el recorrido es de 30 a 40 minutos, precio: 2 soles (menos de un dólar) después tomamos un mototaxi a 5 soles por persona,  caro, pero llegamos, la entrada al puerto vale otros 5 soles y lo cierto es que resultó algo decepcionante , sólo hay una zona  pequeña y delimitada para nadar con las tortugas, ellas son atraídas por que se les arroja comida, nosotros sólo las vimos desde el puerto, no nadamos con los tortugas, salimos y caminamos por la playa y después  nos sentamos a disfrutar del mar y del poco sol de ese día.

De regreso al hostal Geraldine tenía el ojo golpeado un poco morado, "que ojo tan sexi" la molestaba. Esa noche compré el tiket hacia Chiclayo, precio: 40 soles. En esa ciudad vive Miluska, la esposa de un amigo de Bogotá, al saber ella de mi viaje por el sur se ofreció a darme albergue, eso es mucha ayuda para mi, no solamente por el ahorro económico, sino por el hecho de ver una cara conocida, alguien conocido a muchos kilómetros.

De Máncora me voy algo aburrido, la primera ciudad visitada en Perú y mi primera baja en el viaje, de ahora en adelante sólo podré escribir en el cell, no me gusta pero será mejor que nada. Me despido de Geraldine y los Andrés, ellos también van al sur, quizás nos encontraremos de nuevo, son muy amables y graciosos, es una chimba encontrar gente así en el extranjero, no como el cabrón que me robó la tablet.

Playa de Máncora.

Migración Ecuador\Perú. 3am.

Caballito de playa.

Osito en hostal.

Puerto de Máncora.

Perrito playero.

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