viernes, 18 de septiembre de 2015

Corriendo de Uyuni a Arequipa

Como me hubiera gustado llegar hasta Argentina, había estado ahí, casi en la frontera, tan cerca pero con dinero suficiente para regresar a Colombia, mi temor era quedar varado en Buenos Aires, allá, en el otro extremo del continente, así pues, más por obligación que por gusto, inicié mi camino de regreso a Colombia.

El tren de Ururo salió a las 12:30 am, hubo un pequeño retraso de media hora, eso era raro en el Expreso de Sur, el tren de pasajeros boliviano. El viaje desde la Paz había sido muy bonito, e incluso podría decir que caluroso, sin embargo, el viaje de regreso no fue tan bello, lo bueno fue que pude tener dos puestos para mi y acostarme a lo ancho de las sillas, lo malo, el frío tan Hp que sentí esa noche, y eso que tenía medias calienticas.

Siete horas después estaba de nuevo en Ururo, con Juan y Estefania tomamos un taxi hasta la terminal de buses y de allí un bus hasta la paz, precio: 20 bolivianos. debido a que casi no pude dormir en el tren, dormi gran parte de las tres horas hasta La Paz, ni idea que habrá pasado en el viaje.

Juan y Estefania se quedaban una noche en la ciudad y después continuaban hacia Copacabana y a la Isla del Sol, yo ya había estado allí así no quería quedarme otra noche en La Paz, así que fui a comprar un tiket que me llevara de nuevo a Perú, pero esta vez, a Arequipa. Nuevamente como muchas veces en el viaje era momento de decir adiós, con un fuerte abrazo a cada uno me despedí de ellos, habían sido compañeros de viaje en el salar y desde allí hasta La Paz, pero ahora ellos y yo continuábamos rutas distintas, tambien fue algo melancólico, después de estar viajando con Justine, NoNo, Camilo, Arianna, Marcus, Juan y Estefania, durante varias semanas, era raro estar de nuevo solo, mi bus hacia Arequipa salía a las 16:30 horas, así que mi soledad y yo nos fuimos a caminar por La Paz.

Tenía 6 horas hasta la salida del bus, así que recorrí de nuevo la calle del comercio, ¿se acuerdan de la  preciosidad colgante?, sí, la chaqueta, pues pasé por el puesto ambulante que la vendía y no aguanté las ganas de comprarla, también unos italianos compraron una de esas hermosuras. Me sentí comprando una The Nort Face original, que cosmopolita., aprovechando que estaba en la calle de tantos puestos ambulantes, fui también a comprar más chocolate con sal, al mismo lugar donde Justine y NoNo lo habían comprado, sentía algo de tristeza al caminar de nuevo por esas calles sin las dos francesas y su librito mágico, bueno, por lo menos aprendí de ellas que el chocolate salado es delicioso.

A medio día fui a la plaza de mercado a almorzar por 12 bolivianos, sopita rica y de segundo algo de nombre raro, papas a la no sé que, lo importante era que estaba sabrocito y que mientras comía reconocí un acento familiar, una pareja se sentaron al frente mio, su forma de hablar los delataba como paisas y claro, no me resiste a hablarles, ellos estaban de vacaciones en La Paz, yo les conté de mi viaje por Suramérica y creo que les sorprendió, parece que no muchos colombianos se atreven a viajar así, solos con una mochila a la espalda, al final del almuerzo, ellos, muy amablemente me pagaron mi comida, la ruta seguía siendo buena conmigo.

Regresé a las 15 horas a la terminal de buses, como me quedaba hora y media para subir al bus, me senté a la entra de la terminal, a los minutos vi el bus que yo iba a tomar, seguro venía de Perú, después de esto salían los pasajeros de dicho y bus, y entre esas personas,¡zasssss! Tania, una chica que conocí en Lima hace ya algunas semanas, que casualidad, hablaros un rato y nos reímos de lo pequeño que es el mundo, me comentó que iba para su Brasil, bueno, aún no estaba segura, después de unos minutos de contarnos mutuamente nuestro recorridos, ella se fue a buscar un hostal en La Paz, yo por mi parte me fui a la taquilla a esperar el bus que me llevaría a Arequipa pasando por la frontera de Desaguadero y haciendo un transbordo en Puno.

Recuerdo que tan pronto subí al bus me dormí, estaba agotado, y aún me quedaban trece horas de viaje hasta Arequipa, tambien recuerdo que el bus en algún punto se detuvo, nos habíamos varado. No sé cual pudo haber sido el daño, pero como una hora y media después el problema fue solucionado por el conductor y su ayudante, llegamos más tarde a la frontera de Desaguadero, allí hay dos ciudades con un mismo nombre separadas por un río que tiene el mismo nombre que la frontera, se sellan pasaportes en unas instalaciones bastantes sencillas a ambos lados del río, después se cambia el dinero boliviano, por soles peruanos, allí descubrí que me habían dado 20 bolivianos falsos, que mal, será un recuerdo para llevar a Colombia. Durante el papeleo de pasaportes reconocí a dos personas con pasaportes como el mio, bueno, más nuevos, dos colombianos que viajaban en el mismo bus que yo, una chica; Julie y su abuelo Maximiliano, nuevamente volvía a estar acompañado al final de mi viaje.

Desde Desaguadero a Puno son tres horas, y todas esas horas pasaron hablando con Julie, ella estaba de vacaciones y se trajo a su abuelo a conocer Perú y Bolivia, también a ellos les conté de mi aventura por Suramérica, y también se sorprendieron, yo me sorprendí cuando me dijeron que vivían cerca a mi casa en Bogotá, nuevamente el mundo es pequeño.

En Puno esperamos como 40 minutos para hacer el transbordo, viajamos en tres puestos seguidos en el segundo piso del bus, yo estaba muerto, caí dormido y a pesar de frío, pude conciliar el sueño, tanto así que no me di cuenta cuando llegamos a Arequipa, Julie tuvo que moverme para despertarme, el bus ya casi estaba vacío.

Eran las 5:30 am, no sabíamos a donde ir para buscar un hostal y de pronto vi a dos personas con pinta (apariencia) de mochileros y europeos, sin dudarlo me dirigí a ellos, "disculpen, acabo de llegar a Arequipa y busco un hostal, ¿saben donde puedo conseguir uno?" a lo que ellos me respondieron "Sorry, no entiendo, ¿English?", mierda, no sabían español y yo no sabía ingles, a lo cual les dije "ohuu, no english, ¿german?, ¿deutsch?" y de nuevo la ruta fue buena conmigo, " ja, wir sind deutsche" (sí, nosotros somos alemanes), me dijeron a donde ir para encontrar hostales y después de agradecerles la ayuda y desearles buen viaje, Julie, don Máximo y yo nos dirigimos al lugar recomendado, la plaza de armas de Arequipa.

Tomamos un taxi y el conductor nos llevó a varios lugares, todos ellos muy caros, así que le dijimos que muchas gracias pero que nosotros íbamos continuar la búsqueda a pie, le pagamos y fuimos a caminar a las 6:00 am en busca de un hostal barato, de esos con habitaciones compartidas. A los minutos encontramos uno, precio: 10 soles la noche, muy barato, Julie revisó la habitación y dio su visto bueno, don Máximo y yo la seguimos sin prestar mucha atención al lugar, había algunas personas, descargamos maletas y a dormir, en mi caso había viajado casi 28 horas desde Uyuni hasta Arequipa contando la parada de 6 horas en La Paz, todo ese tiempo apenas durmiendo un poco en el tren y los buses, estaba muerto, llegar a una cama y poder dormir acostado era una bendición de diez soles, Arequipa me recibía bien.

Terminal de Buses de La Paz.


Calles de La Paz.


Más Calles de La Paz.

El hostal de diez soles.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

El salar de Uyuni

La 4x4 estaba lista para emprender el camino hacia el salar de Uyuni, el objetivo final de mi viaje,  conmigo iba Camilo también una pareja de Colombianos y dos belgas que hablan alemán; Juan y Estefania y Arianna y Marcus, estos últimos no hablaban mucho español y nuestro conductor, Isaac, nada de inglés, alemán o francés, así pues yo sería el traductor.

El viaje inicia por caminos de tierra y polvo del altiplano andino, la primera parada es el cementerio de trenes, allí reposan cientos de kilos de hierro que alguna vez fueron locomotoras, vagones y rieles, creo que ahí estarán por muchos años mas, quizás eternamente, el viento sopla helado a pesar del sol que brilla en el cielo azul, nos quedamos unos minutos y dejamos a los muertos es paz, que descansen en la tranquilidad del desierto.

La siguiente parada es un pueblito de artesanías, allí compro sal para cocina y visitamos el museo del lugar, un museo de sal, que casualidad, allí no estamos más que un par de minutos después de los cuales subimos de nuevo a la 4x4 y partimos hacia la siguiente parada; el salar de Uyuni.

Había recorrido más de 4.000 kilómetros para llegar allí, lo primero que uno ve es un cambio lento entre la tierra de un color rojizo y el blanco de la sal del salar de Uyuni, a medida que se avanza las montañas se alejan y todo se vuelve blanco, lo primero que uno se encuentra son los montículos de sal que las personas del lugar recogen para el tratamiento y posterior venta, ahí todo es artesanal, seguimos avanzando hasta llegar a lo que una vez fue el primer hotel de sal del lugar, ahora es un museo y una cafetería, el hotel fue cerrado por contaminación, sin embargo junto a este hotel se encuentra el monumento al Rally Dakar, una estatua de sal con el logo del rally, también ahí cerca hay se encuentra una especie de  monumento donde hay muchas banderas de diferentes países, claro la de Colombia esta y la foto ahí es obligatoria, de ese punto partimos hacia el centro del salar, allí almorzaremos y tomaremos más foto, el menú de ese día incluye quinua y carne de llama, interesante.

"El desayuno fue en Machu Picchu y el almuerzo en el salar" le dije a Camilo mientras comíamos sentados en la mitad del desierto blanco, junto a nosotros estaban también Juan y Estefania, Arianna y Marcus y nuestro conductor y guía Isaac. Era curioso estar ahí sentados, cuando estaba en Alemania había visto un documental sobre este lugar y ahora raspaba el suelo salado para darle un poco de sabor a la carne de llama, me alegraba mucho estar ahí.

Una vez el banquete terminado nos dirigimos hacia la isla "Incahuasi", la casa del inca en quechua, es una isla ya que sobresale del salar, ahí hay arena y piedra y muchos cactos de gran tamaño, desde la cima de la isla ve aprecia un paisaje increíble, blanco en todas las direcciones acompañado del azul del cielo y el brillar del sol, es hermoso y frío.

Las piedras de la isla nos dicen que hace mucho tiempo todo ese lugar estaba cubierto de agua y que la zona era cálida, en toda la isla hay restos de corales petrificados y una vez más en mi vida me pregunto del porqué no estudié geología, será para la próxima vida.

De Incahuasi nos vamos hacia otra zona del salar para poder ver el atardecer, al llegar al lugar señalado nos vajamos de la 4x4 y sentimos el helaje de la tarde, el viento frío nos golpea la cara y las manos y el sol baja rápidamente, en el suelo salado nuestras sombras se alargan unos cuantos metros, se ven grandes y de un momento a otro el sol se va, cae la tarde y nos vamos hacia el hotel que es también de sal.

En el lugar donde pasaremos la noche hay varios 4x4 con sus respectivos turistas, nos acomodamos en nuestras habitaciones y tomamos mate mientras se prepara la cena, a pesar de las diferencias idiomáticas con nuestros amigos belgas la cena pasa entre risas y señas, les traduzco lo que no entienden y hablamos sobre quien será capaz de bañarse al otro día, mañana nos levantáremos a las 6 am y el agua estará helada, eso es seguro, ya veremos quien entre a la ducha. La sopa de verduras, el pollo al horno y las papas fritas se terminan y nos vamos a dormir, ¿recuerdan mis interiores de lana con huequito para el pajarito? Pues me sirvió mucho, a pesar del frío dormí muy bueno.

Yo quería bañarme, pero apenas me mojé las manos al lavarme los dientes las ganas del baño se me esfumaron, debo decir que el único valiente que se baño fue Camilo, en la ducha se escuchaban sus alaridos de frío y después de unos minutos salió titiritando pero bañado.

Ese segundo día fuimos a visitar otra isla, "isla de la galaxia", su nombre de debe a que hay una cueva llena de algas petrificadas que dan una extraña forma que se asemeja a una galaxia, después se visita otra cueva donde hay algunos resto óseos de incas, o eso fue lo que nos dijeron.

La camioneta sigue el trayecto y pasamos por lugares sorprendentes, mucho desierto y yo amo los desiertos, también hay valles de rocas que se asemejan a ejércitos de piedra donde Isaac nos dice que la genta piensa que esas rocas en algún momento fueron soldados, también recorremos la carrilera que va de Bolivia a Chile por medio del frío desierto, el paisaje es sorprendente, desierto, montañas, cielo azul y en la mitad de la nada las líneas férreas.

De nuevo a la camioneta y esta vez nos dirigimos hacia lagunas de diversos colores, la primera es laguna negra, esta congelada a pesar del cielo azul y el brillante sol, ahí hay patos negros que caminan sobre la superficie congelada, al rededor sólo hay desierto y rocas, me gusta estos paisajes. Hacia medio día páramos junto a una montaña y un riachuelo, allí almorzaremos, hay papas, verduras y cerdo apanado, en este lugar hay moscas bastantes grandes, lo raro de ellas es que no buscan la comida, sólo quieren contacto humano, sí suena raro, pero sólo buscan posarcen sobre las personas, sobre nosotros.

Con la barriga llena seguimos cruzando más desierto, otro salar pequeño y de nuevo otra laguna, no recuerdo el nombre pero también es bonito, hay flamengos rosados y ruinas de un viejo campamento minero, Arianna se adentra por la orilla del lago, resbala pero no cae, yo la miro y la sigo, hace mucho frío y siempre hace también un sol radiante. Avanzamos un poco y la 4x4 necesita gasolina, cada auto de estos lleva dos galones grandes extras de combustible, sin embargo también una llanta esta sin aire, la parada se alarga pero no es grave, antes de salir en el tour uno escucha historias sobre autos que quedan varados en el desierto durante varias horas con temperaturas bajo cero, afortunadamente ese no fue nuestro caso.

Una vez cambiada la llanta y con el combustible a full no vamos hacia el Árbol piedra, una roca con forma de árbol, raro, ¿no?, esta en medio de un desierto junto una serie de rocas volcánica, ese árbol es raro, muy interesante la forma. Los recorridos en la camioneta son largos, aveces duran una hora o más, sin embargo cruzar el desierto me gusta mucho, tantos kilómetros sin gente, claro, salvo nosotros, tanta soledad es increíble, es apasionante, amo los desiertos.

Después de un poco más de una hora llegamos a la Laguna Colorada, para mi, la mejor laguna del recorrido y la más bonita que he visto en mi vida, de verdad, es rojiza, con partes azules y blancas, las montañas áridas del fondo y sobre ellas el cielo azul profundo adornado con una luna blanca, desde donde observo la arena y las piedras completan el paisaje, en el agua hay más flamengos rosados, todo eso es bello y yo estoy ahí, es tan lindo que uno no sabe para donde mirar, uno quiere comerce ese paisaje con la mirada, el día de mi muerte ese paisaje estará ahí, en mi mente, volveré a allí, quizás ese sea mi paraíso, ese y un día de invierno alemán en el zoológico de Hannover, hasta ahora esos han sido los dos momentos de mi vida.

Después de estar mirando y caminando junto a la Laguna Colorada nos tenemos que ir, la tarde cae y debemos dirigirnos hacia el refugio, el frío se vuelve más intenso y el cansancio se siente, ahí queda la laguna y el paisaje, yo me llevo el recuerdo, ese se va conmigo al otro mundo.

El refugio es mucho más modesto que el hotel de la noche anterior, en la habitación donde nos acomodamos hay siete camas y el frío se siente más duro, la cena es pasta con salsa y pollo acompañada de una botella de vino y pan, vino boliviano, delicioso, me encanta Bolivia. Esa noche vamos temprano a dormir, al día siguiente nos levantáremos a las 5 am, será el último día del tour del salar y hasta ahora ha sido increíble.

A las 4:30 nos despertamos, ninguno va a la ducha, el frío es más duro que el día anterior, hacen unos 5 grados bajo cero, los dedos de los pies duelen del frío, las manos también y el cuerpo tiembla, desayunamos huevos batidos, pan, té y café, afuera es aún oscuro, se ven las estrellas sobre el desierto, cerca del horizonte brilla un planeta, quizás Venus, subimos a la camioneta y la calefacción no funciona, nos dirigimos hacia los gaisers,en el camino me sorprende ver tanta nieve, nieve sobre el desierto, sobre el desierto rojo, de nuevo pienso en Marte, así debe verse.

La zona de gaisers no es muy grande, lo que no significa que deje de ser interesante, en mi mísera vida nunca había visto una cosa de estas, ver salir vapor, agua y burbujas desde dentro de la tierra, y todo eso con un rico olor a hueco dañado debido al azufre. A esa hora de la mañana (6:30) la vista de amanecer junto con el vapor subterráneo es muy bonita, si se hace desde la dirección indicada las fotos que se pueden hacer son muy buenas, lástima que va tanta gente, en fin.

Una vez terminado el tour por la zona de olor a huevo nos dirigimos hacia la laguna verde, el problema fue que cuando llegamos la laguna estaba congela, lo que significaba que no se podía ver lo verde, ya que esto ocurre debido al movimiento del agua y al mineral que hay en el agua, por lo menos el lugar con todo y lago congelado fue bonito.

Todo ese día habíamos chupado (sentido) mucho frío, desde las 4:30 am que nos levantamos hasta a eso de las 8, las temperaturas son muy bajas, generalmente grados bajo cero sin embargo ya sabíamos que había unas aguas termales y allá era nuestro próximo destino.

En el camino cruzamos por el desierto de Gandi, sí, el pintor, el paisaje es único, amo los desiertos y ese me maravilló, aveces en las noches, sueño que aún estoy ahí, entre las dos montañas desiertas y las rocas que hay entre ambas, la arena que se ve de varios colores y el intenso azul del cielo, a pesar del sol que hace, el clima y el viento es frío, esos dos aspectos hace aún más bello el desierto.

Las aguas termales son una piscina pequeña, el agua no llega más alto que a la cintura, sin embargo después de tres días de helaje esa agua resulta deliciosa, allí también están Justine, NoNo y Hami, conversamos un poco del tour y disfrutamos del agua caliente, Camilo también esta ahí, Juan tampoco se pierde del agua, Estefania sólo mete los pies, Arianna y Marcus están sentados a mi lado con el agua al cuello, después del frío nada mejor que un baño termal, al rededor de la piscina un perrito camina buscando agua, tiene sed, las termales no le ayudan mucho, pero el hielo que hay al rededor sí.

20 minutos después del baño caliente nos dirigimos de nuevo hacia Uyuni, serán como 6 horas de viaje y así terminará el viaje del salar y mi viaje por Bolivia y Suramérica. Regresamos por una ruta distinta, en el auto todos estamos muy cansados, algunos duermen. Por un camino se ven un adorno floran, " allí hubo un accidente de un tour como este, iban 6 israelíes, todos murieron incluido el conductor" todos miramos con cierto asombro, yo les traduzco a Arianna y  Marcus, sus miradas expresan sorpresa.

Cruzamos por un pueblito y allí paramos para almorzar, hay verduras con atún, arroz y fruta, yo saco mi pantaloneta con la que me bañe en las termales y la pongo a secar, mientras tanto comemos y disfrutamos del sol, Arianna tiene ganas de hacer chichi (orinar) y se va hacia las montañas, Isaac se da cuenta que ha perdido su licencia para conducir, muy mal, sin ella no podrá trabajar hasta que no tenga un duplicado, muy, muy mal. De regreso Arianna nos comenta de su descubrimiento, en la montaña hay baños comunas, unos huecos encerrados en muros de piedra para tener algo de privacidad, terminado el almuerzo voy a investigar y efectivamente ahí están los baños, son tres, un hueco y una tabla de piedra en la mitad sobre el agujero, en el fondo se ve la caquita, me produce algo de gracia esos baños. Muestras bajo la montaña una señora sube con su hijo, él va feliz de la vida con un rollo de papel higiénico en la mano, que se divierta amigo.

Arianna ve a unas señoras tejiendo, quiere tomar unas fotos pero esto le molesta a las doñas, no hay fotos, así que regresamos donde está la camioneta y seguimos en viaje hasta Uyuni, Isaac comenta la desfortuna de su licencia, mientras comenta esa recuerdo algo ¡mierda mi pantaloneta!, la olvidé donde almorzamos, combustible no hay mucho para regresar así que debo dejar la pantalonetica en el pasado, lástima, esa pantaloneta me acompañó en Alemania y Egipto, ahora se queda en Bolivia.

Poco antes de llegar a Uyuni pasamos por el valle de las piedras, una zona con rocas muy altas y figuras raras, no estamos mucho tiempo ahí, la tarde cae y aún falta camino. En el auto hablo con Camilo sobre la posibilidad de ir hacia Argentina, tocaría echar dedo y comprar una carpa y sleeping, lo pienso, la idea es tentadora. Arianna y Marcus piensan ir inmediatamente a Sucre, Juan y Estefania van hacia Copacabana. Ya casi el viaje finaliza.

A eso de las 5:30 llegamos de nuevo a Uyuni, los belgas van a comprar el tiket a Sucre y después todos vamos hasta la agencia del tour, allí nos despedimos casi todos, Camilo y yo hablamos sobre Argentina, la idea me gusta y quisiera hacerlo, sin embargo el dinero de me esta acabando y no quiero quedar varado en Argentina, así pues debo decirle que yo hasta ahí llego, para mi el viaje ha terminado, ahora inicio el regreso a Colombia. Camilo tiene un intercambio académico en Brasil, así que hacia allí dirige su viaje, lo acompañado al terminal y nos despedimos, espero volver a verlo algún día, los compañeros de viaje no se olvidan.

Al regresa al hostal Avenida allí ya están Justine, NoNo y Hami, hablo con ellos un poco, después a dormir. Al día siguiente yo voy a comprar el tiket del tren hacia Ururo, las chicas francesas y Hami se dirige a Potosí, así una vez más me despido de otros amigos de viaje, es difícil no sentir cierta melancolía, con Camilo fue igual, personas que también viajan, que también esa es la idea de la vida, personas con las que se recorrieron tantos kilómetros, con las que se compartieron comidas, bebidas y risas, y que finalmente, los caminos se dividen, " cuida de ellas" le digo a Hami, "ahora tienen un nuevo compañero de viaje" les digo a ellas. Justine me regala unos cristales de sal que encontró en el salar, yo les había dado unas monedas de Colombia, un abrazo a cada uno y se marchan, "si vas a París te puedes quedar con alguna de nosotras" me dice Justine "vale, si van a Colombia se quedan en mi casa" les respondo.

Mi tren sale a las 12 de la noche, así tengo todo el día, me encuentro con Juan y Estefania y caminamos por el pueblo, vamos de nuevo  al cementerio de trenes y después vamos a almorzar, hacemos unas pequeñas compras, yo compro chocolates con sal, ricos, lo aprendí de Justine y NoNo. En la tarde nos quedamos en una agencia de turismo hasta las 23 horas, después vamos hacia la estación del tren con rumbo a Ururo.

Había recorrido muchos kilómetros para ver el salar, y fue asombroso, hermoso, increible, los paisajes, la gente, los amigos de viaje, ahora iniciaba el camino de regreso, el plan es llegar lo más rápido posible a Lima y desde allí tomar un avión a Colombia para finalizar así este argonáutico viaje por Suramérica.


Sobre el dino.

Monumento al Rally.

Marcus y Arianna.

El salar de Uyuni.

Casa del inca.

El atardecer.

Sobra sobre la sal.

A Chile weon!

Había una mosca...

Ich.

Dale más gasolina.
Gaisers, yo, Juan y Estefania

Marte blanco?
Desierto de Dalí.

En las termales.

Laguna Colorada.

Valle de piedra.



martes, 8 de septiembre de 2015

De Ururo a Uyuni y al salar

La última vez que había viajado en tren fue hace ya algunos años, ya lo olvidé, en esa ocasión viajaba de Zürich a Khur, en Suiza, y no iba solo y tampoco iba comiendo polvo que se metía por las ventanas del tren que me llevaba de Ururo a Uyuni.

Con Justine y NoNo había viajado tres horas de La Paz a Ururo, el viaje fue cómodo y me sorprendió el estado de las vías, doble calzada en medio de una planicie sobre los andes. Llegamos a Ururo a las 11 am y nuestro tren salía a las 14, así teníamos tres horas para explorar la ciudad. Así pues dejamos los morrales en la estación del tren (3 bolivianos hasta la salida del tren) y salimos a aventurar por la ciudad.

Ururo no es la gran cosa, hay que decirlo, lo más interesante de la ciudad fue el mercado ambulante, al igual que en la La Paz en las calles de Ururo hay de todo en los "agachece" y muy barato, en uno de esos compro unos interiores de lana hasta los tobillos, muy bonitos, hasta tiene huequito para el pajarito, que ternura. De esa forma me preparo para el frío de Uyuni.

Mis acompañantes francesas también compran algunas cosas, es difícil evitarlo, Bolivia es muy barato, ¡que viva el contrabando!. De almuerzo comemos Saltinas, una especie de empanada hecha de harina de trigo y rellena de papas cocinadas y pollo, algo como un sudado dentro de un pan, sabe bien y se come con tenedor y cuchillo. Después vamos a un parque cuyo nombre ya olvidé, lo bonito de ahí son las estatuas, fueron donadas por el gobierno de Suiza, tienen un estilo neoclasicista muy bonito.

Lastimosamente esos son los atractivos de Ururo, quizás hay más pero nuestro tren no da espera.

"Die alte gute Reichsbahn soll mit voll Gas Rollen!!" (el buen viejo tren imperial tiene que rodar a toda velocidad) o algo así dice una canción alemana y me alegra haber elegido tomar el tren para viajar a Uyuni, algo sorprendente que Bolivia con toda su supuesta pobreza y atraso tenga un tren de pasajeros con una buena comodidad y cierto lujo, mientras que Colombia, los colosos del norte, apenas tenemos un tren turístico y el trencito del salitre mágico, que tristeza.

El tren suena y resuena y toce con tos ferina, vamos en una centella, atravesamos un lago por lo que parece la mitad, a lado y lado hay Flamengo rosados, patos y otras aves que no identifico, en el vagón todos somos extranjeros, franceses en su mayoría, todos tomamos las cámaras y las disparamos con ese paisaje, agua, aves, montañas, el cielo azul y el vibrar del Reichsbahn, es increíble estar ahí.

El viaje dura siete horas y en todas ellas el paisaje es hermoso, lagos, desiertos, montañas y pueblos en mitad de la nada, a eso de las 17:30 horas Justine me pregunta si no quiero ir al vagón restaurante, "claro, vamos" le respondo, en ese vagón hay algunos gringos comiendo, huele bien, yo sólo pido un café y Justine un jugo, por la ventana se ve el atardecer, es precioso, los colores  azul, dorado y rojo se mezclan, se ve increíble, por algún motivo pienso que así se debe ver los atardeceres en Marte.

A las 21 horas aproximadamente llegamos a la estación de Uyuni, tan pronto salimos algunos vendedores de toures para el salar se nos acercan, les pedimos sus tarjetas y vamos de una vez al "hostal Avenida" precio en cuarto de 4 camas: 40 bolivianos, hay internet y agua caliente, además el baño tiene calefacción. Muy bueno. Salimos a comer algo y nos encontramos a Hami, un chico de Inglaterra que viaja por Suramérica por un año, increíble, los padres de él son de la India, por lo cual Hami no se ve muy inglés pero tiene la amabilidad típica de las personas de hindúes, también me puedo contactar con Camilo, él también ha llegado a Uyuni y quedamos de encontrarnos al día siguiente para buscar un tour al salar, me alegra que él también esta en Uyuni.

Al día siguiente Justine, NoNo, Hami, Camilo y yo vamos a buscar una agencia que nos llevará al salar, encontramos dos a buen precio, Camilo y yo elegimos una de 650 bolivianos, el resto del grupo prefieren otra agencia que recomienda el librito mágico de las chicas, de esta forma nos dividimos, pero seguro nos encontraremos en el salar. Todos regresamos a los hostales y hacemos una maleta pequeña para tres dias, a las 10:30 am salen los toures hacia el salar, Camilo y yo, al igual que en Machu Picchu, aventuramos juntos, ya casi llego a mi meta del viaje por Suramérica, el inmenso salar de Uyuni.

Die alte gute Reichsbahn

Lagos saliendo de Ururo.

Desde el Reichsbahn.

Pueblito.

Café.

Justine y NoNo

Tren al sur.

Parque de Ururo.



lunes, 7 de septiembre de 2015

La Paz

En algunos países se llama marina, en otros marina de guerra y en el caso de Colombia y Bolivia, la armada, y claro, una condición para tener una fuerza marítima es tener un mar que defender, pero momento, ¡Bolivia no tiene mar!, exacto, pero alguna vez lo tuvo y ellos lo saben y lo rememoran.

El camino hacia La Paz desde Copacabana dura de tres a cuatro horas, se pasa por la orilla de Titicaca y por momentos ese lago casi mar se desaparece de las ventanas del viejo bus que caracteriza el transporte terrestre boliviano. Sin embargo, en algún momento del viaje llegamos al estrecho del Titicaca, el bus se detiene y sube un chico con traje de marinero y chaleco salvavidas " buenas tardes, tienen que bajarsen y tomar una lancha para cruzar, el bus pasa en planchón ". Al salir del bus veo otros chicos con su traje de marinero color blanco y el chaleco puesto aunque no estén en el agua, ellos hacen parte de la armada de Bolivia.

Para cruzar el estrecho se paga 2 bolivianos y en 10 minutos uno está al otro lado, la lancha es rápida y el oleaje golpea con fuerza la proa de la embarcación, una manada de gaviotas nos acompaña en el cruce, se acercan mucho a la lancha, todos las miramos con cierto sentido de encanto, son muy bonitas y vuelan muy cerca de nosotros.

Al cruzar el lago lo primero que uno ve es el puesto de la armada, algunos marineros uniformados y con chaleco prestando guardia,  después, en  una pequeña plaza se observa un monumento donde se recuerda la pérdida del litoral boliviano. En las manos llevo un jugo de mango y una bolsa de maní, se las  entrego a Justine y tomo unas fotos del monumento, quizás me sirvan por si entro a la U, cuando regrese a Colombia.

Había visto La Paz en mapas, la vi cuando salí de mi casa en Bogotá, estaba muy lejos, no sabía bien como llegar y sin embargo ahí estaba, en la ventanilla del bus, a mi alrededor, frente a mis ojos. Se pasa por casas al estilo lomas de Bogotá, bueno, las lomas de Bogotá son más gomelas. Después de unos minutos se empieza a descender en redondo hacia lo que parece un cráter lleno de edificios y casas, ahí esta el centro de la ciudad, ahí esta la realidad de lo que vi en los mapas.

Justine y NoNo como siempre sacan su librito mágico, en él aconsejan una serie de  hostales, restaurantes y lugares a donde ir, ellas lo siguen a la letra. Así pues llegamos al hostal señorial, precio: 40 bolivianos en habitación para tres personas, hay agua caliente e internet, cabe aclarar que el internet en Bolivia no es muy bueno, es lento como las horas de trabajo.

Para visitar en la ciudad vamos al Valle de la Luna, una zona desértica parecida al desierto de la Tatacoa, es interesante lo que ha hecho la erosión, sin embargo me gusta más la Tatacoa. También visitamos el mercado de brujas, una zona justo detrás de la iglesia de San Pedro, allí venden muchas cosas de santería, entre las cuales destacan los fetos de llamas y las pociones mágicas para atraer a los amores que no nos miran ni parapienso en comprar algunos, pero neee, no creo en esas jodas, Justine no piensa de la misma forma, a la salida de una de las tiendas la veo aplicándose el menjurje detrás de las orejas, " es que me gusta el olor " me dice con su acento francés, "uyy sí, por ahí debe tener un tinieblo que no le quiere hacer la vuelta" pienso con mi maldad colombiana.

Cerca de hostal esta la calle del comercio, ese es su nombre y por casualidad o no, allí funciona gran cantidad de ventas ambulantes, es increíble, ahí se consigue de todo, desde juguetería hasta farmacia, algo como "agachece" de paisas, pero de unas cinco cuadras y con los mismos precios bajos, muy bajos. Y es preciso en este lugar donde la veo, es bella, linda, me encanta y esta ahí colgada como marrano en carnicería, una chaqueta Nort Face, pero no la compro, es un amor pasajero.

Justine y NoNo no son de amores pasajeros y compran cuanto les ofrecen, llevan muchas cosas, dulces, desodorantes, comida, bien por ellas y por los vendedores.

Para ir a comer nos separamos, ellas siguen su librito mágico y yo sigo mi olfato que generalmente me lleva a ir a comer en la calle, aquí algunas cholas venden comida en ollas sobre las calles de la ciudad, y allá llego. El primer día comí cerdo asado, muy rico, el segundo día comí pollo horneado, rico, pero el exceso de grasa me patea, ahí estoy en La Paz con una indigestión horrible, me tomo un alcazelcer y ayuda un poco. Ese día en el hostal las chicas francesas preparan pasta, y ¿como decirles que no?, como un poco y me voy a dormir.

Amanece y me siento horrible, voy al baño y devuelvo la invitación de las francesas, es raro pero esos ayuda, después de una hora ya me siento menor, ese día vamos a comprar los tikets de tren de Ururo a Uyuni, precio: 60 bolivianos y siete horas de viaje, al día siguiente madrugaremos para viajar a Ururo, es a tres horas de La Paz, si el bus no se vara estaremos puntuales para tomar el tren.

La Paz me resulta no tan fría como pensé, aprovechando ese clima salimos a un bar y probamos la cerveza boliviana, es fea, fea como ver besarse de lengüita a dos indigentes.

Al día siguiente salimos al terminal terrestre, espero a Camilo pero no llega, habíamos quedado de encontrarnos en la entrada principal pero no aparece,  Justine, NoNo y yo tomamos el bus a Ururo, precio: 20 bolivianos y tres horas de viaje, el bus es viejito y eso preocupa a las chicas francesas, yo estoy tranquilo, ahí queda La Paz, sólo fueron tres noches en esta ciudad, ahora estoy más cerca de mi objetivo de viaje, Uyuni y su salar. Chau La Paz y chau ricura de chaqueta.


Justine en el mercado de brujas.

Monumento a Eduardo Abaroa.

Visita del Papa a Bolivia, y a Evo.

Valle de la Luna.

Puesto de la armada boliviana, lago Titicaca.

Monumento en el lago Titicaca.

¿Recuerdan los mimos de Mockus? Volvieron en forma de cebras.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Copacabana - Isla del sol

"Alisten sus pasaportes, van a hacerlos sellar primero a migración Perú y luego a migración Bolivia" apenas escuché eso del ayudante del conductor salí corriendo para ser el primero en la fila, había escuchado que para entrar a Bolivia a los colombianos nos ponían problemas, incluso en uno de esos tantos diarios de viajeros que hay en la red un tipo decía que tuvo que sobornar al tipo de migración Bolivia, yo llevaba listos diez dólares, mi as bajo la manga.

"Buenas tardes" dije al tipo de migración Bolivia, "buenas tardes" respondió suavemente, me devolvió sin mirar el certificado de fiebre amarilla, echo una rápida mirada al pasado judicial y a mi pasaporte, sello, 30 días, "bienvenido", eso fue todo y nada más.

" ¿como te fue?" me pregunto el conductor "bien" le respondí, ya estaba en Bolivia mi último país en visitar, hacia algo de frío, un policía parecido a Evo Morales se ajustaba la chaqueta y miraba a lado y lado, yo subí de nuevo al bus y me relajé, no era grave entrar a Bolivia, creo que para los gringos es más difícil, ellos tienen que pagar una visa, 200 dólares escuche.

A las 6:30 llegamos al pueblito de Copacabana, en la orilla boliviana del Titicaca, nos bajamos, unas chicas francesas miraban un libro y después miraban hacia los lados, " ¿ya tienen hostal?" les pregunté, "no, ¿y tú?" me respondió una de ellas, " tampoco, puedo ir con ustedes a buscar uno?" le dije, "claro, vamos" y de esa forma conocí a Justine y Normann, dos lindas y muy amables francesas.

Llegamos al hostal imperial, habitación para tres; 25 bolivianos por persona, es decir 12.500 pesos colombianos, aquí nuestros pesos rinden que da gusto. Con Justine y Normann (NoNo) hablamos de nuestros viajes, nuestros países y de política de la región, interesante, al día siguiente viajaríamos a la isla del sol, tenemos la misma ruta.

En Bolivia se adelanta una hora los relojes, así pues despertamos a las 6 am hora boliviana, 5 am hora de Colombia y nos dirigimos a tomar el bote hacia la isla, valor: 20 bolivianos al puerto norte. El viaje es frío y la laguna hermosa, muy azul y en ocasiones se pierde de vista la orilla, es inmensa, me recuerda al mar mediterráneo, ¿hace ya cuantos años conocí el mar Mediterráneo? Ya lo olvidé, pero aún recuerdo esa primera imagen, y no estaba sólo.

Después de dos horas y media llegamos al puerto norte. La idea de estar en la isla es hacer una caminata de 3 horas pasando por ruinas Incas y por las cimas de las montañas  y es eso lo que precisamente hacemos, iniciamos la marcha con un cielo azul y un sol fuerte en la espalda, a medida que subimos las montañas el paisaje se vuelve increíble, una azul profundo arriba y abajo, amo el color azul.

La isla esta dividida en tres partes, cada una habitada por tres diferentes grupos de comunidades originarias, y a las cuales hay que pagarles una especie de peaje en las fronteras de sus territorios.

El camino esta delimitado por piedras y en su mayoría esta empedrado, junto con Justine y NoNo caminamos hasta llegar a las primeras ruinas Incas,  parecen un pequeño laberinto y allá abajo se ve un pequeño puerto de piedra ¿de los incas? Ni idea.

Continuamos con la marcha por la montaña y el paisaje increíble nos acompaña, hacemos una pausa para comer lo que sería nuestro almuerzo, jugo,frutas y pan, mientras comemos recuerdo una lejana clase de sociales por allá cuando estaba en 5° grado, el Profe Alberto Pinilla nos decía que el lago Titicaca era el más grande de suramérica, tan grande que se veía desde el espacio, ahora yo lo veía, ahí tan cerca, y sí, el Profe tenía razón, es enorme, y muy azul.

En total pagamos 30 bolivianos en peajes a las comunidades originarias, llegamos cansados a buscar un hostal el cual encontramos por 30 bolivianos, habitación para tres personas, dejamos las maletas y salimos a comprar algo para el desayuno, pan con mermelada y algo de fruta, el té lo compráremos al siguiente día en alguna tienda.

La noche fue buena y cómoda, un baño con agua caliente y listos para caminar de nuevo hacia el norte pero por otro camino, de desayuno comemos lo comprado acompañado con te de coca y mente de los andes, otra planta típica de la isla.

Tomamos el camino que va por los pueblos, me parece más interesante que que el camino de la montaña, se ve muchos menos turistas y más gente local y allá, detrás de ellos, el azul profundo del cielo y del lago, que bonito.

Caminamos algo como hora y media, es mucho más corto que el otro camino, también se paga, pero los tikets de peaje del día anterior todavía funcionan, llegamos al lugar donde el día anterior desembarcamos y buscamos un hostal, 25 bolivianos en habitación de dos camas, Justine y NoNo duermen juntas, lástima, jejejeje.

Mochilas en la habitación y caminamos en la playa, así se llama el lugar y obviamente hay playa, muy fría, pero playa. En el agua se ve nadar a unos chicos y a una señora con características de chola, sí ellos nadan con ese frío, yo también puedo, regreso al hostal y me calo la pantalonera, esa misma con la que nadé en el mar rojo de Egipto. Un pie luego el otro, camino hacia lo profundo, no llego, el agua es helada y me llega casi a la cintura, mis bolitas se van a congelar, en la orilla Justine y NoNome miran algo sorprendidas, " no se puede nadar todos los días en el Titicaca " les digo, salgo del agua y el frío se siente mucho más, sin embargo hace sol y eso ayuda un poco, en esos momentos un argentino se hacer " ¿querés jugar fútbol?, me dice, "claro" le respondo, después de unos minutos llegan unos niños bolivianos con el balón, jugamos en la playa, es muy interesante, al juego se unen unas españolas, después otras francesas y un chileno, no recuerdo el marcador final, a mi y a otros la altura nos patea, el argentino del comienzo sigue jugando al igual que los niños, que estado físico tan bárbaro.

Al final de juego el argentino y las españolas nos dicen que quieren abrir un escuela, son voluntarios y se quedaran un mes en la isla, "el mundo necesita muchos voluntarios" nos dice, esas palabras se me quedan en la cabeza.

De cena comemos empanadas de tomate, jamón y queso, muy ricas y de tomar compramos una botella de vino boliviano, delicioso, en la habitación, mientras tomamos, ellas me cuentas de sus penas amorosas, " uno no hace locuras ni por el trabajo ni por la familia, sólo por otra personas dice NoNo, es muy cierto, hay un silencio de meditación y yo escribo la frase en el cell, yo también les cuento mis tragicomedias amorosas, bebo una copita de agua y otra de agua, uno puede vivir sin amor pero no sin agua, reflexiono.

Al día siguiente tomamos el barco de las 8:30 am, nos dirigimos a Copacabana de nuevo, desembarcamos y compramos el tiket hacia La Paz, 25 bolivianos, damos una vuelta por Copacabana y nos alistamos para el viaje, no será muy largo, son tres horas.

Poco a poco me acerco a mi meta, ya estoy en Bolivia, voy hacia La Paz y después hacia Ururo y Uyuni, hace más de un mes estoy viajando y ha sido increíble, que lejos se veía La Paz en los mapas cuando estaba en Colombia, ya sólo unas horas me separan de esa ciudad de las cumbres de los andes.

Isla del sol 

 Isla del sol 


 La pose de viajero 


 Más panorama 


 La casa vieja


 El perro guardián 


 Flores


 Luz de atardecer 


A burro vamos pa´l monte.