miércoles, 16 de septiembre de 2015

El salar de Uyuni

La 4x4 estaba lista para emprender el camino hacia el salar de Uyuni, el objetivo final de mi viaje,  conmigo iba Camilo también una pareja de Colombianos y dos belgas que hablan alemán; Juan y Estefania y Arianna y Marcus, estos últimos no hablaban mucho español y nuestro conductor, Isaac, nada de inglés, alemán o francés, así pues yo sería el traductor.

El viaje inicia por caminos de tierra y polvo del altiplano andino, la primera parada es el cementerio de trenes, allí reposan cientos de kilos de hierro que alguna vez fueron locomotoras, vagones y rieles, creo que ahí estarán por muchos años mas, quizás eternamente, el viento sopla helado a pesar del sol que brilla en el cielo azul, nos quedamos unos minutos y dejamos a los muertos es paz, que descansen en la tranquilidad del desierto.

La siguiente parada es un pueblito de artesanías, allí compro sal para cocina y visitamos el museo del lugar, un museo de sal, que casualidad, allí no estamos más que un par de minutos después de los cuales subimos de nuevo a la 4x4 y partimos hacia la siguiente parada; el salar de Uyuni.

Había recorrido más de 4.000 kilómetros para llegar allí, lo primero que uno ve es un cambio lento entre la tierra de un color rojizo y el blanco de la sal del salar de Uyuni, a medida que se avanza las montañas se alejan y todo se vuelve blanco, lo primero que uno se encuentra son los montículos de sal que las personas del lugar recogen para el tratamiento y posterior venta, ahí todo es artesanal, seguimos avanzando hasta llegar a lo que una vez fue el primer hotel de sal del lugar, ahora es un museo y una cafetería, el hotel fue cerrado por contaminación, sin embargo junto a este hotel se encuentra el monumento al Rally Dakar, una estatua de sal con el logo del rally, también ahí cerca hay se encuentra una especie de  monumento donde hay muchas banderas de diferentes países, claro la de Colombia esta y la foto ahí es obligatoria, de ese punto partimos hacia el centro del salar, allí almorzaremos y tomaremos más foto, el menú de ese día incluye quinua y carne de llama, interesante.

"El desayuno fue en Machu Picchu y el almuerzo en el salar" le dije a Camilo mientras comíamos sentados en la mitad del desierto blanco, junto a nosotros estaban también Juan y Estefania, Arianna y Marcus y nuestro conductor y guía Isaac. Era curioso estar ahí sentados, cuando estaba en Alemania había visto un documental sobre este lugar y ahora raspaba el suelo salado para darle un poco de sabor a la carne de llama, me alegraba mucho estar ahí.

Una vez el banquete terminado nos dirigimos hacia la isla "Incahuasi", la casa del inca en quechua, es una isla ya que sobresale del salar, ahí hay arena y piedra y muchos cactos de gran tamaño, desde la cima de la isla ve aprecia un paisaje increíble, blanco en todas las direcciones acompañado del azul del cielo y el brillar del sol, es hermoso y frío.

Las piedras de la isla nos dicen que hace mucho tiempo todo ese lugar estaba cubierto de agua y que la zona era cálida, en toda la isla hay restos de corales petrificados y una vez más en mi vida me pregunto del porqué no estudié geología, será para la próxima vida.

De Incahuasi nos vamos hacia otra zona del salar para poder ver el atardecer, al llegar al lugar señalado nos vajamos de la 4x4 y sentimos el helaje de la tarde, el viento frío nos golpea la cara y las manos y el sol baja rápidamente, en el suelo salado nuestras sombras se alargan unos cuantos metros, se ven grandes y de un momento a otro el sol se va, cae la tarde y nos vamos hacia el hotel que es también de sal.

En el lugar donde pasaremos la noche hay varios 4x4 con sus respectivos turistas, nos acomodamos en nuestras habitaciones y tomamos mate mientras se prepara la cena, a pesar de las diferencias idiomáticas con nuestros amigos belgas la cena pasa entre risas y señas, les traduzco lo que no entienden y hablamos sobre quien será capaz de bañarse al otro día, mañana nos levantáremos a las 6 am y el agua estará helada, eso es seguro, ya veremos quien entre a la ducha. La sopa de verduras, el pollo al horno y las papas fritas se terminan y nos vamos a dormir, ¿recuerdan mis interiores de lana con huequito para el pajarito? Pues me sirvió mucho, a pesar del frío dormí muy bueno.

Yo quería bañarme, pero apenas me mojé las manos al lavarme los dientes las ganas del baño se me esfumaron, debo decir que el único valiente que se baño fue Camilo, en la ducha se escuchaban sus alaridos de frío y después de unos minutos salió titiritando pero bañado.

Ese segundo día fuimos a visitar otra isla, "isla de la galaxia", su nombre de debe a que hay una cueva llena de algas petrificadas que dan una extraña forma que se asemeja a una galaxia, después se visita otra cueva donde hay algunos resto óseos de incas, o eso fue lo que nos dijeron.

La camioneta sigue el trayecto y pasamos por lugares sorprendentes, mucho desierto y yo amo los desiertos, también hay valles de rocas que se asemejan a ejércitos de piedra donde Isaac nos dice que la genta piensa que esas rocas en algún momento fueron soldados, también recorremos la carrilera que va de Bolivia a Chile por medio del frío desierto, el paisaje es sorprendente, desierto, montañas, cielo azul y en la mitad de la nada las líneas férreas.

De nuevo a la camioneta y esta vez nos dirigimos hacia lagunas de diversos colores, la primera es laguna negra, esta congelada a pesar del cielo azul y el brillante sol, ahí hay patos negros que caminan sobre la superficie congelada, al rededor sólo hay desierto y rocas, me gusta estos paisajes. Hacia medio día páramos junto a una montaña y un riachuelo, allí almorzaremos, hay papas, verduras y cerdo apanado, en este lugar hay moscas bastantes grandes, lo raro de ellas es que no buscan la comida, sólo quieren contacto humano, sí suena raro, pero sólo buscan posarcen sobre las personas, sobre nosotros.

Con la barriga llena seguimos cruzando más desierto, otro salar pequeño y de nuevo otra laguna, no recuerdo el nombre pero también es bonito, hay flamengos rosados y ruinas de un viejo campamento minero, Arianna se adentra por la orilla del lago, resbala pero no cae, yo la miro y la sigo, hace mucho frío y siempre hace también un sol radiante. Avanzamos un poco y la 4x4 necesita gasolina, cada auto de estos lleva dos galones grandes extras de combustible, sin embargo también una llanta esta sin aire, la parada se alarga pero no es grave, antes de salir en el tour uno escucha historias sobre autos que quedan varados en el desierto durante varias horas con temperaturas bajo cero, afortunadamente ese no fue nuestro caso.

Una vez cambiada la llanta y con el combustible a full no vamos hacia el Árbol piedra, una roca con forma de árbol, raro, ¿no?, esta en medio de un desierto junto una serie de rocas volcánica, ese árbol es raro, muy interesante la forma. Los recorridos en la camioneta son largos, aveces duran una hora o más, sin embargo cruzar el desierto me gusta mucho, tantos kilómetros sin gente, claro, salvo nosotros, tanta soledad es increíble, es apasionante, amo los desiertos.

Después de un poco más de una hora llegamos a la Laguna Colorada, para mi, la mejor laguna del recorrido y la más bonita que he visto en mi vida, de verdad, es rojiza, con partes azules y blancas, las montañas áridas del fondo y sobre ellas el cielo azul profundo adornado con una luna blanca, desde donde observo la arena y las piedras completan el paisaje, en el agua hay más flamengos rosados, todo eso es bello y yo estoy ahí, es tan lindo que uno no sabe para donde mirar, uno quiere comerce ese paisaje con la mirada, el día de mi muerte ese paisaje estará ahí, en mi mente, volveré a allí, quizás ese sea mi paraíso, ese y un día de invierno alemán en el zoológico de Hannover, hasta ahora esos han sido los dos momentos de mi vida.

Después de estar mirando y caminando junto a la Laguna Colorada nos tenemos que ir, la tarde cae y debemos dirigirnos hacia el refugio, el frío se vuelve más intenso y el cansancio se siente, ahí queda la laguna y el paisaje, yo me llevo el recuerdo, ese se va conmigo al otro mundo.

El refugio es mucho más modesto que el hotel de la noche anterior, en la habitación donde nos acomodamos hay siete camas y el frío se siente más duro, la cena es pasta con salsa y pollo acompañada de una botella de vino y pan, vino boliviano, delicioso, me encanta Bolivia. Esa noche vamos temprano a dormir, al día siguiente nos levantáremos a las 5 am, será el último día del tour del salar y hasta ahora ha sido increíble.

A las 4:30 nos despertamos, ninguno va a la ducha, el frío es más duro que el día anterior, hacen unos 5 grados bajo cero, los dedos de los pies duelen del frío, las manos también y el cuerpo tiembla, desayunamos huevos batidos, pan, té y café, afuera es aún oscuro, se ven las estrellas sobre el desierto, cerca del horizonte brilla un planeta, quizás Venus, subimos a la camioneta y la calefacción no funciona, nos dirigimos hacia los gaisers,en el camino me sorprende ver tanta nieve, nieve sobre el desierto, sobre el desierto rojo, de nuevo pienso en Marte, así debe verse.

La zona de gaisers no es muy grande, lo que no significa que deje de ser interesante, en mi mísera vida nunca había visto una cosa de estas, ver salir vapor, agua y burbujas desde dentro de la tierra, y todo eso con un rico olor a hueco dañado debido al azufre. A esa hora de la mañana (6:30) la vista de amanecer junto con el vapor subterráneo es muy bonita, si se hace desde la dirección indicada las fotos que se pueden hacer son muy buenas, lástima que va tanta gente, en fin.

Una vez terminado el tour por la zona de olor a huevo nos dirigimos hacia la laguna verde, el problema fue que cuando llegamos la laguna estaba congela, lo que significaba que no se podía ver lo verde, ya que esto ocurre debido al movimiento del agua y al mineral que hay en el agua, por lo menos el lugar con todo y lago congelado fue bonito.

Todo ese día habíamos chupado (sentido) mucho frío, desde las 4:30 am que nos levantamos hasta a eso de las 8, las temperaturas son muy bajas, generalmente grados bajo cero sin embargo ya sabíamos que había unas aguas termales y allá era nuestro próximo destino.

En el camino cruzamos por el desierto de Gandi, sí, el pintor, el paisaje es único, amo los desiertos y ese me maravilló, aveces en las noches, sueño que aún estoy ahí, entre las dos montañas desiertas y las rocas que hay entre ambas, la arena que se ve de varios colores y el intenso azul del cielo, a pesar del sol que hace, el clima y el viento es frío, esos dos aspectos hace aún más bello el desierto.

Las aguas termales son una piscina pequeña, el agua no llega más alto que a la cintura, sin embargo después de tres días de helaje esa agua resulta deliciosa, allí también están Justine, NoNo y Hami, conversamos un poco del tour y disfrutamos del agua caliente, Camilo también esta ahí, Juan tampoco se pierde del agua, Estefania sólo mete los pies, Arianna y Marcus están sentados a mi lado con el agua al cuello, después del frío nada mejor que un baño termal, al rededor de la piscina un perrito camina buscando agua, tiene sed, las termales no le ayudan mucho, pero el hielo que hay al rededor sí.

20 minutos después del baño caliente nos dirigimos de nuevo hacia Uyuni, serán como 6 horas de viaje y así terminará el viaje del salar y mi viaje por Bolivia y Suramérica. Regresamos por una ruta distinta, en el auto todos estamos muy cansados, algunos duermen. Por un camino se ven un adorno floran, " allí hubo un accidente de un tour como este, iban 6 israelíes, todos murieron incluido el conductor" todos miramos con cierto asombro, yo les traduzco a Arianna y  Marcus, sus miradas expresan sorpresa.

Cruzamos por un pueblito y allí paramos para almorzar, hay verduras con atún, arroz y fruta, yo saco mi pantaloneta con la que me bañe en las termales y la pongo a secar, mientras tanto comemos y disfrutamos del sol, Arianna tiene ganas de hacer chichi (orinar) y se va hacia las montañas, Isaac se da cuenta que ha perdido su licencia para conducir, muy mal, sin ella no podrá trabajar hasta que no tenga un duplicado, muy, muy mal. De regreso Arianna nos comenta de su descubrimiento, en la montaña hay baños comunas, unos huecos encerrados en muros de piedra para tener algo de privacidad, terminado el almuerzo voy a investigar y efectivamente ahí están los baños, son tres, un hueco y una tabla de piedra en la mitad sobre el agujero, en el fondo se ve la caquita, me produce algo de gracia esos baños. Muestras bajo la montaña una señora sube con su hijo, él va feliz de la vida con un rollo de papel higiénico en la mano, que se divierta amigo.

Arianna ve a unas señoras tejiendo, quiere tomar unas fotos pero esto le molesta a las doñas, no hay fotos, así que regresamos donde está la camioneta y seguimos en viaje hasta Uyuni, Isaac comenta la desfortuna de su licencia, mientras comenta esa recuerdo algo ¡mierda mi pantaloneta!, la olvidé donde almorzamos, combustible no hay mucho para regresar así que debo dejar la pantalonetica en el pasado, lástima, esa pantaloneta me acompañó en Alemania y Egipto, ahora se queda en Bolivia.

Poco antes de llegar a Uyuni pasamos por el valle de las piedras, una zona con rocas muy altas y figuras raras, no estamos mucho tiempo ahí, la tarde cae y aún falta camino. En el auto hablo con Camilo sobre la posibilidad de ir hacia Argentina, tocaría echar dedo y comprar una carpa y sleeping, lo pienso, la idea es tentadora. Arianna y Marcus piensan ir inmediatamente a Sucre, Juan y Estefania van hacia Copacabana. Ya casi el viaje finaliza.

A eso de las 5:30 llegamos de nuevo a Uyuni, los belgas van a comprar el tiket a Sucre y después todos vamos hasta la agencia del tour, allí nos despedimos casi todos, Camilo y yo hablamos sobre Argentina, la idea me gusta y quisiera hacerlo, sin embargo el dinero de me esta acabando y no quiero quedar varado en Argentina, así pues debo decirle que yo hasta ahí llego, para mi el viaje ha terminado, ahora inicio el regreso a Colombia. Camilo tiene un intercambio académico en Brasil, así que hacia allí dirige su viaje, lo acompañado al terminal y nos despedimos, espero volver a verlo algún día, los compañeros de viaje no se olvidan.

Al regresa al hostal Avenida allí ya están Justine, NoNo y Hami, hablo con ellos un poco, después a dormir. Al día siguiente yo voy a comprar el tiket del tren hacia Ururo, las chicas francesas y Hami se dirige a Potosí, así una vez más me despido de otros amigos de viaje, es difícil no sentir cierta melancolía, con Camilo fue igual, personas que también viajan, que también esa es la idea de la vida, personas con las que se recorrieron tantos kilómetros, con las que se compartieron comidas, bebidas y risas, y que finalmente, los caminos se dividen, " cuida de ellas" le digo a Hami, "ahora tienen un nuevo compañero de viaje" les digo a ellas. Justine me regala unos cristales de sal que encontró en el salar, yo les había dado unas monedas de Colombia, un abrazo a cada uno y se marchan, "si vas a París te puedes quedar con alguna de nosotras" me dice Justine "vale, si van a Colombia se quedan en mi casa" les respondo.

Mi tren sale a las 12 de la noche, así tengo todo el día, me encuentro con Juan y Estefania y caminamos por el pueblo, vamos de nuevo  al cementerio de trenes y después vamos a almorzar, hacemos unas pequeñas compras, yo compro chocolates con sal, ricos, lo aprendí de Justine y NoNo. En la tarde nos quedamos en una agencia de turismo hasta las 23 horas, después vamos hacia la estación del tren con rumbo a Ururo.

Había recorrido muchos kilómetros para ver el salar, y fue asombroso, hermoso, increible, los paisajes, la gente, los amigos de viaje, ahora iniciaba el camino de regreso, el plan es llegar lo más rápido posible a Lima y desde allí tomar un avión a Colombia para finalizar así este argonáutico viaje por Suramérica.


Sobre el dino.

Monumento al Rally.

Marcus y Arianna.

El salar de Uyuni.

Casa del inca.

El atardecer.

Sobra sobre la sal.

A Chile weon!

Había una mosca...

Ich.

Dale más gasolina.
Gaisers, yo, Juan y Estefania

Marte blanco?
Desierto de Dalí.

En las termales.

Laguna Colorada.

Valle de piedra.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario