lunes, 28 de marzo de 2016

Putumayo

Uno...
El corazón me palpitaba a gran velocidad mientras el Chamán llamaba a los que habíamos en la maloka para que recibiéramos la totuma y tomáramos el Yagé que nos brindaba en esa noche nublada entre la selva del Putumayo, "venga usted joven" me dijo cuando fue mi turno, en algún momento pensé en negarme pero ya no podía ni quería hacerlo, ya estaba allí, recibí con las dos manos la totuma, "¿todo?" pregunté nerviosamente, "sí, todo" fue la respuesta del chamán, y la amargura del liquido bajó por mi garganta...

El objetivo para esta semana santa era hacer cumbre en el nevado del Cocuy, pero gracias a unos imbéciles que decidieron jugar un "picadito" (partido de fútbol) en el nevado, lo cual provocó malestar en las comunidades campesinas y por decisión de ellos el Parque Nacional Cocuy fue cerrado, que idiotas, tenían todo el territorio nacional para jugar su estúpido juego de fútbol. En fin, todo ello llevo a un cambio de planes para mi salida, ¿a dónde ir?, Colombia es muy grande, pero por cosas como tiempos, distancias  y precios aveces este país se convierte en pequeño. Buscando y leyendo encontré sobre una cascada llamada "El fin del Mundo" ubicada en el Putumayo, muy al sur del país, a 12 horas de Bogotá  y 7 horas de Ecuador, parecía un buen destino, ya había escuchado hablar de ese departamento colombiano, la entrada al amazonas, así pues me puse a leer todo lo que encontraba de esas lejanas tierras y me tracé el objetivo de llegar al Fin del Mundo. 

Buscando donde dormir encontré varias ofertas donde los precios no eran malos, había una de 8000 pesos colombianos (2,5 usd) para dormir en zona de camping, no recuerdo la habitación compartida, pero no era caro. sin embargo antes de tomar esta opción busqué en Couchsurfing y ¡caramba! encontré a Camilo, ¿alguno lo recuerda? al chico que conocí en Macchu Picchu y con quien viajé hasta Bolivia, de él me despedí en Uyúni después de hacer el recorrido de tres días por el salar, y la verdad pensé que nunca más lo volvería a ver, eso pasa cuando se viaja, en esa oportunidad él continuaba su ruta hacia Potosí, yo regresaba a Perú, hacia Arequipa. 

"¿Qué más Camilo, se acuerda de mi? de Eduar, voy para el Putumato y lo ví en Couchsurfing, ¿le puedo llegar a su casa?" le escribí al Whatsapp, "claro,caiga" fue su respuesta". Llamé a las empresas de buses para conseguir un tiket el cual compré por un cómodo valor de 70 mil pesos colombianos, empresa: Cootransmayo. Aliste mi maleta y el miércoles 23 de marzo a las 20:30 salí del terminal del sur de Bogotá rumbo a la selva "...y mi alma se la dejo al diablo."

Dos..
Regresé aun nervioso a una pequeña hamaca donde había estado sentado durante el inicio de la ceremonia, en mi paladar todavía sentía el sabor amargo del Yagé, tomé un poco de agua y me recoste a esperar. Miguel, un español que era aprendiz del Chaman lo vi tomar también, pasó junto a mi lado "voy a estar aquí atrás tuyo, cual quier cosa me avisas" me dijo, él me cuidaría durante el resto de la noche. Me relaje, las ultimas personas por beber esperaban a que el Chaman hiciera el conjuro antes de beberlo, las palabras y el canto en una extraña lengua terminaron, la última persona bebió y la maloca quedó en silencio, yo cerré mis ojos...


Al despertarme ya había dejado atrás la fea salida sur de Bogotá, o mejor dicho, la fea Bogotá, había viajado casi 12 horas y aun no llegaba a Mocoa, la capital de Putumayo, por las ventanas del bus se veía montañas selváticas y algunas nubes muy bajas, aunque no llovía todo estaba húmedo. El viaje 
había trascurrido bien, en el bus nos habían dado cobijas lo cual me gusto mucho, pues se sabe que en Colombia los buses interdepartamentales siempre van con el aire acondicionado a muy baja temperatura, después de quizás 40 minutos llegamos a Mocoa, la terminal es muy pequeñita, llamé a Camilo y 15 minutos después él llegaba a recogerme, me alegró verlo. 

En una moto BW´s me llevó hasta la casa de sus padres, en las afueras de Mocoa me presento con su familia y de una me cambié de ropa, el clima de lugar por ese momento era fresco, había estado lloviendo y la temperatura era de unos 25 grados, Mocoa queda entre las montañas lo cual ayuda a que la temperatura no sea muy alta. Una vez cambiado salimos a recorrer un poco la ciudad, de verdad Mocoa es muy pequeña,  y en moto, se siente aun más. 

El primer lugar para recorrer es Paway, es una zona ecológica donde existe un mariposario y donde además se encargan de rehabilitar a los animales que tratan de sacar del Putumayo de forma ilegal, la policía los decomisa y llegan a este lugar, allí tambien hay una casa en un árbol, a quizás 20 metros de altura, allí uno se puede quedar, pero ese es plan de pareja, allá arriba sólo hay una habitación, y pues como no tengo pareja y a las chicas colombianas eso de irse a quedarse por allá en un palo en la altura como que no les gusta, pues ni modo. La entrada a esta zona ecológica vale 4 mil pesos, si no se tiene moto se puede llegar hasta la entrada del lugar tomando un jeep desde Mocoa, vale 3 lucas (la luca esta a 1000 pesos, ojo con el cambio). Después de que le explican a uno el proceso de metamorfosis de las mariposas, ver algunas guacamayas, y obviamente recorrer el mariposario, nos vamos rumbo al CEA, un lugar donde también se rehabilitan animales de la zona rescatados del tráfico ilegal de especies. 

Tres...
Esperaba que en algún momento me empezaran las arcadas para salir a vomitar, ese era uno de los efectos del Yagé, pero no pasaba nada, pensé que quizás no me hiciera efecto, también esperaba algunas de las alucinaciones de las que he escuchado, pero nada, abrí de nuevo los ojos y todo seguía normal, mucho silencio y los cuerpos de las demás personas ahí, algunos sentados con la cabeza baja, otros acostados sobre aislantes, yo esperaba, y nada, pasaron 10 minutos, 20 minutos, quizás 40, y nada, ya el sueño empezaba a dominarme, la última vez que vi el reloj eran las 20:00 horas, no sabía cuanto tiempo había pasado, solo sentía ese sueño que se siente después de un largo día de caminar, pensé que el Yagé no me haría ningún efecto en mi, sino fuera por esos ojos azules casi grises que me miraban...

No pudimos ver animales, el CEA estaba cerrado, así que regresamos hacia Mocoa, por el camino Camilo me indicó la ruta hacia el Fin del Mundo, al cruzar por allí se veía a gente salir con barro hasta en el copete, mañana sería mi turno. Al llegar a Mocoa dimos un recorrido por la ciudad, de verdad es muy pequeña y tranquila, después llegamos donde la abuela de Camilo y me presentó con algunos otros familiares, allí estuvimos algo como 20 minutos, después regresamos a la casa y dormí un buen rato, viajar en la noche no me gusta, pero bueno, aveces no hay otras posibilidades. Me desperté ya entrada la tarde, hablé con Edilma y Mauricio, los padres de Camilo, muy amables ambos, me cuentan que casi siempre son ellos quienes reciben a los couch que vienen de visita, Camilo por la general esta en Cali donde estudia medicina, pero que igual los visitantes como yo somos recibidos en Mocoa aun cuando Camilo sólo viene en época de vacaciones. 

Al siguiente día me preparado para salir al Fin del Mundo, Camilo no va, ya ha ido varias veces y no tiene ganas de ir, pero me lleva en la BW´s hasta el comienzo del camino, que chimba es andar en moto, pippipp. 

Al comienzo el camino es suave, se pasa por un puente colgante sobre el río Mocoa, se camina un poco más y se llega al registro, vale 4 mil la entrada y toman tus datos, de ahí para arriba el camino se torna más pesado, la humedad de la selva me hace sudar mucho y poco a poco el camino tambien lo hace, hay mucho barro, y hasta ahora es el inicio. Cuando le pregunté a Camilo sobre qué zapatos llevar me dijo "lleva los que más rápido se sequen, con tenis o botas igual te vas a mojar" y tenía razón. Yo me fue en tenis porque se secan mucho más rápido, aunque aveces pensaba que sería mejor haber llevado las botas. El camino sube entre barriales duros, trozos de madera y camino en piedra tallada por el agua, alrededor pura selva, y nada más. Después de quizás 40 minutos de camino se empieza a descender y se escucha el río, y la primera cascada. Sí, hay mucha gente en esta parte y también hay un lugar para saltar desde lo alto, miro un poco como se lanzan algunas personas al agua y continuo el recorrido, son tres cascadas y voy en la primera, el camino no cambia mucho, selva y barro y después de 15 minutos llego a la segunda cascada, igual hay mucha gente pero el lugar es bonito, tambien hay una especie de restaurante junto al río, mmmm, mejor sigo caminando hacia el Fin del Mundo. Todo el recorrido se hace junto al río, aveces hay que cruzarlo varias veces por lo que hay que estar constantemente quitándose los zapatos, se pasa por lugares bonitos, todo hecho por la naturaleza, puentes de piedra, pozos, arboles grandes y mucha selva, hasta que por fin se llega al Fin del Mundo. Lo mejor de esa cascada es arrastrase hasta la orilla, una caída de 70 metros sobre la selva, de fondo, lejos, se ve Mocoa, el resto sólo verde, a la derecha continúa un pequeño camino para bajar al lugar donde cae las aguas diáfanas de su salto inmortal. 

Cuatro...
Los ojos me miraban desde todos los lugares, estaban arriba, abajo, a la izquierda y derecha, hasta que llenaron todos mis ángulos de vista, unos ojos que finalmente formaron un rostro, un rostro que también me miraba, un rostro que conocía pero que ya hace varios años no veía, recordé entonces la alegría de años pasados, de cuando empezaba a hacer mis primeros viajes y mi primera salida del país, recordé todo esos sentimientos que esos ojos y ese rostro habían generado en mí y que sin embargo ya no estaban y que en algún momento del camino se habían perdido u olvidado, quizás esos ojos y ese rostro jamás los volviera a ver, pero que por ese momento en la selva me traía buenos recuerdos del pasado, fue triste cuando aquellos ojos y aquel rostro se fue desvaneciendo en el silencio y en la oscuridad del monte. 

El sonido de las cascada lo cubría todo, había cuatro personas, y todos mirábamos con asombro la caída de agua, era un buen lugar para hacer una pequeña pausa, comer lo que se había traído sacar las fotos que correspondían, después de esto el deseo de acercarse allí donde el agua se estrella no se puede contener, a unas chicas les pido el favor de que saquen unas fotos, me quito la camiseta e intento llegar a la base de la cascada, cada vez que me aproximo el viento con partículas de agua sopla con gran fuerza,  llego hasta donde la fuerza del viento me lo permite, la chica me toma las fotos. Regreso nadando por un pequeño pozo entre las rocas, allí la chica me espera y agradezco por las fotos, ellas se van y yo me quedo un rato más mirando la cascada, cerca de ella hay un sapo muerto. 

De regreso las nubes cubren el cielo y las grades gotas de la lluvia selvática cae entre arboles y lianas, sobre rocas y personas, sobre el camino barroso, en ese punto los tenis ya están empapados y las personas que tienen botas, ya no se las quitan para cruzar el río, a medida que se regresa el camino esta terrible, son muchos los que caen, felizmente yo no. Si van a venir creo que el consejo de ponerse los zapatos que más rápido se sequen es bueno, si tiene guantes de protección también tráiganlos, algunas ramas tienen espinas y si se caen, ayudarán a no rasparse. El mismo Jeep del CEA les sirve, valor: 3 lucas (ojo con el cambio).  

Para el día Sábado el objetivo es ir a otra cascada, Hornouaco, sin embargo el día amanece con mucha lluvia y así graves, nos quedamos hasta medio día en la casa de Camilo y después cuando ha bajado un poco la lluvia vamos hacia el CEA, después vamos a ir donde la abuela, nos ha invitado a almorzar.  ¡Mierda!, por segundo día llegamos tarde al CEA y no podemos entrar, pues ni modo, regresar a Mocoa y llegar temprano a la casa de la Abuela, también llegan los papás de Camilo, hay sancochito, rico. 

Después del almuerzo salimos a dar una vuelta con la BW´s y terminamos hablando del Yagé, Camilo conoce a un español que dejó todo para venir a la selva a aprender de los indígenas, lo llamamos, esa noche habrá una ceremonia, yo voy a ir, de ese momento en adelante estaré nervioso y los comentarios y rumores acerca de esa bebida de los indios me llegan a la cabeza. ¿Será que me moriré?,¿ me volveré loco? 

Cinco...
Vuelvo a abrir los ojos y todo sigue igual, los cuerpos de los otros y el silencio selvático, ¿qué me pasó? ¿aluciné algo relacionado con unos ojos?, no es muy claro, el sueño me domina, alguien entra a mi habitación y su presencia me causa alegría, su sonrisa me encanta, no sé por qué esta aquí, no debería ser así, ella está lejos y hace meses no la veo, sin embargo me gusta que esté ahí, con su sonrisa que enciende mi alma , es chevere volverla a ver después de ese largo viaje, después de pensar que nunca más en la vida la volvería a ver...

Camilo viaja ese Sábado de regreso a Cali, yo me quedaré esa noche en un resguardo indígena y estoy algo nervioso, me despido de Camilo nuevamente, espero volver a verlo, "si pasa por Bogotá me avisa" le digo, "listo, yo te aviso" me responde, se despide de sus papás y sube la bus que lo llevará a Cali ve. Yo regreso a casa juntos con la señora Edilma y Mauricio, a las 18:00 horas mi nerviosismo aumenta cuando Mauricio me dice que me lleva en la BW´s al resguardo, les dejo el teléfono de contacto de mi papá por si algo no sale bien, me despido de Edilma y me voy, caramba, estoy asustado. 

Al llegar al resguardo encuentro a Miguel metiendole leña al fogón donde esta una olla grande, ahí se prepara el Yagé.  Me cuenta sobre su vida en España, en la decisión de dejarlo todo y venir a Colombia, ya había venido en una oportunidad y se enamoró de este país y sobre todo, de sus secretos, de su magia. También me cuenta de sus viajes a otros países, Escocia y Pompeya me llaman la atención, los cuerpos de las personas muertas en la erupción de Vesubio me los imagino ahí momificados. También me cuenta del Yagé y lo que ha hecho por él, dejar las medicinas convencionales y sentirse mucho mejor, estar feliz.  Hablamos de nuestras vidas y del camino de ellas. A las 20:00 hoas la ceremonia inicia, "Siempre se hace de noche el ritual" me dice Miguel, "¿por qué?" le pregunto, " en la noche salen los espíritus" me responde. 

Seis...
Miguel me mueve y me dicen que mejor me acueste en la hamaca grande, me da una cobija y que cualquier cosa le avise, me acuesto, tengo mucho sueño y lo único que pienso es en encontrar esa dirección, aber ich weiss nicht warum niemand willt mir helfen, "entschuldigung, ich suche diese Adresse, können Sie mir helfen?" pregunto (pero no sé por que nadie me puede ayudar "disculpe busco esta dirección ¿me puede ayudar?"), "ich habe kein Zeit" (no tengo tiempo) me responden, otros ni siquiera me miran para responderme y siguen caminando como si yo no estuviera allí, sólo otro extranjero es quien me ayuda con esa maldita dirección, y es un árabe. Aveces me molesta estar en esta ciudad, en esta país. 

A las 8 am me despido del Miguel, me desea buena suerte en mi camino de la vida, le deseo lo mismo, espero que encuentre lo que busca, al llegar a la casa de los papás de Camilo me preguntan de como me fue, con alegría les digo que bien y que salgo de inmediato para Hornoyaco, con o sin lluvia llegaré allá, alisto una pequeña maleta y salgo hacia esa cascada. Llego a Mocoa y por 4 mil pesos desayuno, 2 mil de jeep y me deja al inicio del camino, me interno en la selva siguiendo el sendero, la humedad me hace sudar mucho  pero continuo, el camino se me hace duro, en subida y en algunas partes hay mucho barro, igual llevo tenis. En momentos me siento perdido, no hay gente y no hay letreros que indiquen que voy en la dirección correcta, quizás después de 40 minutos y cuando ya pensaba en regresar veo un letrero que indica la dirección y el nombre de Ornoyaco. (sin H), a partir de ese momento el camino se mete en la selva y la temperatura baja, gran parte del camino esta construido en escalones de madera, suben y suben, aveces hay barro y pequeñas quebradas, aveces pienso si aun estoy alucinando y que no estoy ahí, en todo el camino no me cruzo con nadie y siento cierto temor de la soledad en la selva, aquí no hay señal del celular, nadie pasa por aquí, si algo me sucede, si resbalo, si me tuerzo un tobillo la pasaré muy mal. Camino por hora y media por un camino algo duro, y por fin veo otra señal que me indica desviarme del sendero para llena a Ornoyaco, aquí el camino se pone mucho peor, hay que bajar con mucho cuidado, hay mucho barro y es muy empinado, nuevamente pienso que si me caigo me jodo de lo lindo. En alguna parte del camino hay que bajar con lazo, afortunadamente tengo guantes y bajo con mucho cuidado hasta que al fin veo entre el monte la cascada, y es hermosa.

Siete...
Al abrir los ojos veo la luna, el cielo esta despejado, no sé que horas es y suena algo de música indigena, Miguel me pregunta si quiero beber más Yagé, pero creo que no lo necesito, he tenido imagenes del pasado y otras de lo que creo que será el futuro, no lo sé, cuando sucedan si es que sucede, entonces sabré que sí vi en futuro, me acomodo nuevamente en la hacama y me paso la cobija por sobre la cabeza, escucho que afuera de la maloca alguien vomita, no le presto mucha atención, me parece más interesante esos rayos y remolinos de colores...

Me gustaría meterme al agua, esa cascada es muy muy muy bonita, el agua fresca y el sonido arrullador, sin embargo estar ahí completamente solo me da cierto nerviosismo, como algo de lo que tengo en la maleta y sigo admirado por la cascada, me gustaría meterme, pero sé que si resbalo y caigo en las piedras me jodo, ¿quien sabrá que estoy ahí? solo los papás de Camilo y ellos esta a varios kilómetros de ahí. Después de 15 minutos de estar extasiado decido que es tiempo de regresar, el camino es largo y estoy solo. 

Al llegar de nuevo a la carretera tomo un Jeep hacia el CEA y por tercera vez no alcanzo a llegar a  tiempo, no puedo entrar, ya están cerrando el parque, yo estoy cansado y embarrado, tomo otro jeep hacia Mocoa, el domingo llega a su fin y yo debo tomar un bus para Bogotá que saldrá a las 20:00 horas, debo llegar a hacer maleta.

Ocho...
Los colores son interesantes, nunca los había visto, uno pierde la noción del tiempo, creo que esos rayos de colores son algo como un agujero negro, no son un fin sino una puerta hacia otros universos, hacia otras estrellas de otros lugares del espacio, he viajado por ellos recordando imágenes del pasado y sintiendo alegrías que espero sean de un futuro próximo. Abro los ojos y hay luz del día, el tiempo ha pasado muy rápido, son las 7 am.

Mauricio me lleva a la terminal de Mocoa, le agradezco de la misma manera que le agradecí a Edilma, ambos son personas muy amables, me dice que cuando quiera volver al Putumayo seré bienvenido, me despido de él y subo al bus que me traerá a Bogotá, son las 20:00 horas.

Nueve...
El bus inicia el viaje de regreso, esta vez no hay cobijas, me coloco la hata en la cabeza y cierro los ojos, el tiempo no es lineal como lo hemos aprendido, como nos lo han enseñado. 







Catedral de Mocoa 



Cascada Fin del Mundo 



Mocoa 



Ouuu las guacamayas 



Humedad Fin del Mundo




En el camino 




 Hacia el mariposario



 Crecido el río



 Casa en el árbol




Mariposario 


 Mariposario


 Mariposario


 Barro hacia el Fin del Mundo


 Gente y más gente 



Agua


 Selva


 Fin del Mundo


 Entre la selva


 Puente colgante 


 Ornoyaco


 Cascada Ornoyaco


Cascada Ornoyaco

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